¿Cuál es el pueblo de las mil caras? - 800Noticias
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Tenemos que adentrarnos en el corazón de la provincia de Salamanca (Castilla y León) para toparnos con uno de esos municipios curiosos de los muchos que posee la geografía española. Este destaca sobremanera por sus calles medievales y su arquitectura -tanto civil como militar-, que le ha valido el título de uno de los pueblos más bonitos de España (de hecho, pertenece a la asociación homónima española desde 2014).

Sin embargo, hoy nos adentramos en sus calles para conocer un aspecto más insólito y particular, ya que es conocido como el “pueblo de las mil caras”. Hablamos de Mogarraz, situado en el corazón del Parque Natural de Las Batuecas y Sierra de Francia en una zona que permanece aislada naturalmente y que naciendo en la Edad Media, fue repoblada en el siglo XI por franceses, gascones y roselloneses. La propia localidad está declarada Conjunto Histórico-Artístico, prueba de su bien conservado encanto medieval, que se ha mantenido prácticamente inalterado durante siglos. Pero su apodo, no es simplemente una figura retórica de esta villa medieval, sino una descripción literal del festín visual que recibe a los turistas en cuanto se adentran en sus calles: exhibe una colección de más de 800 retratos pintados a mano adornando las paredes de sus antiguas casas de piedra.

Fotos de sus habitantes

¿De dónde viene esta tradición? Todo comienza en 1967, cuando un fotógrafo local decide hacer una foto de tipo D.N.I de cada habitante de Mogarraz a tenor del censo agrícola obligatorio durante la dictadura de Francisco Franco. Esa estela sirvió de inspiración para el artista Florencio Maíllo para embarcarse en un proyecto de reconexión del pueblo con sus habitantes, tanto del pasado como del presente. Todo nació tras descubrir ese tesoro de fotografías antiguas de documentos de identidad tomadas en este caso por Alejandro Martín Criado que representaban prácticamente a todos los aldeanos que vivían en el pueblo en aquella época.

Aquí comenzó el momento histórico. Maíllo recreó meticulosamente las fotografías en blanco y negro en grandes pinturas al óleo, capturando la esencia de cada individuo. Y todas esas pinturas se acabaron colgando en las fachadas de las casas. Es más, cuando un turista contempla los retratos de la fachada de una casa concreta, mira la fachada de la casa que esa persona habitó en el pasado. Todos ellos se han mantenido en perfecto estado con el paso del tiempo. Un pueblo lleno de retratos, donde el centro del mismo está plagado de algunos de los rostros de sus habitantes más antiguos. Y para los que no contaban siquiera con casa, tienen su retrato en la iglesia del pueblo, la iglesia de Nuestra Señora de la Nieves.

Con información de Muy Interesante

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