CRÓNICA +FOTOS | Venezolanos en las calles versus Gobierno represor
Mildred Manrique / @milmanrique
«El honor es mi divisa», eso profesan quienes ya estaban preparados para disparar bombas lacrimógenas y perdigones contra la multitudinaria marcha opositora que este jueves 6 de abril pretendía llegar hasta la Defensoría del Pueblo, atravesando la Autopista Francisco Fajardo en Caracas, pero la Policía Nacional (PNB) y la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) la frenó de golpe.
Todos los manifestantes, eran miles, desde estudiantes muy jóvenes hasta personas de la tercera edad, marchaban gritando consignas contra el gobierno, sobre todo contra el presidente Nicolás Maduro y contra los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia; pero muchos sabían que al salir del Distribuidor Altamira, punto de partida de la movilización, se encontrarían con un piquete de antimotínes más adelante, pero eso no les importó y continuaron caminando.
A la altura de Sabana Grande, la multitud fue sorprendida por una ráfaga de bombas lacrimógenas que salían desde las calles laterales a la autopista, mientras a unos metros, de frente, dos tanquetas que despliegan enrejados y atrás los efectivos castrenses, pero quienes comenzaron a disparar fueron los funcionarios de la Policía Nacional. Una clara estrategia para evitar que la oposición se encimara a la muralla militar como ocurrió en días pasados.
En ese momento, ya era la 1:20 de la tarde. Los jóvenes con capuchas siempre estuvieron al frente y respondieron con piedras, palos, molotov y cualquier objeto a su paso que los ayudara a contrarrestar el ataque de las lacrimógenas, mismas que agarraban y se las devolvían prendidas a los policías y guardias. Habían barricadas. Todo pintaba igual como las protestas antigubernamentales de 2014, pero con un detalle deferente, en esta oportunidad ni la sociedad civil ni los políticos dejaron solos a los encapuchados.
Más atrás, la gente aún asfixiada por los gases continuó hacía adelante junto a muchos políticos de oposición. Se ayudaban unos con otros y se mantenían firmes elevando sus voces, «el pueblo unido jamás será vencido», coreaban.
La batalla campal estaba en desarrollo. Luego entró en acción la Guardia Nacional también y los manifestantes retrocedieron en varias opcasiones, pero regresaban. Todo era una masa de humo tóxico y la ballena rociando agua empeoraba la reacción.
Una hora y media después, un grupo de jóvenes junto al primer vicepresidente de la Asamblea Nacional, diputado Freddy Guevara decidieron acercarse a la muralla militar en medio del caos. Allí intentaron dialogar, pero los uniformados solo respondían con agresividad: «Fuera de aquí malditos no nos importa nada», les gritaban los adoctrinados. Mientras rociaban gas pimienta entre el enrejado que los separaba de los opositores.
Luego fueron sorprendidos por un grupo de guardias que salió por lados e intento detener a varios manifestantes mientras en simultaneo les disparaban bombas, Guevara ayudó a varios para que no los detuvieran mientras los demás corrían para salvarse de la mano militar. En este episodio no hubo detenidos, pero el enfrentamiento continuó.
Cae un primer herido. Un joven de 18 años con una bandera Tricolor en el cuello fue impactado en la cara, cerca del ojo izquierdo por un perdigonazo. Ya no solo eran lacrimógenas. Muchos vomitaban, pero buscaban salir de la masa de humo, respiraban, y volvían a la batalla. No tenían mascaras antigases, solo una franela o pedazo de trapo en la cara. A eso le llaman capucha.
Dirigentes, diputados, alcaldes, concejales y hasta el gobernador Henrique Capriles tragaron «gas del bueno», como decía el fallecido presidente Hugo Chávez. Pero en esta ocasión, las bombas estaban vencidas y la prensa se percató al tomar varias del suelo ya detonadas. Algunas tenían fecha de 2010 y 20015. Algo similar a lo que también se registró en los disturbios de 2014.
La jornada de protesta transcurrió durante tres horas. Luego la GNB abrió la muralla y se encimó hacía los manifestantes con la ballena y tanquetas. La represión arreció. Los disparos de perdigones y bombas lacrimógenas eran cada vez mayor. Comenzaron a caer más heridos. Un grupo de rescatistas se encontraban en el lugar asistiendo a todo aquel que lo necesitara. Hasta los motorizados ayudaron a trasladar heridos y asfixiados a Salud Chacao. Allí habían al menos 20 personas recibiendo atención médica por quemaduras, golpes y perdigonazos.
A varios jóvenes los detuvieron en el ínterin. Foro Penal Venezolano registró más de 50 detenciones hasta las 5:30 de la tarde, entre ellos un camarógrafo. También resultó herido a quema ropa un fotógrafo. La gente comenzó a retroceder, se observaba como incluso se lanzaban al río Guaire en medio de la desesperación. Eran quizás 700 funcionarios entre GNB y PNB al asecho.
Finalmente, la gente se retiró pero algunos grupos se apostaron en el municipio Chacao y colocaron barrigas en la avenida Francisco de Miranda hasta Altamira. Aquí también llegó la guardia y la policía a dispersar con gases la manifestación.
Pasadas las 7:00 de la noche la dirigencia opositora se pronunció y convocó una nueva movilización para este sábado 8 de abril en Caracas.
Entre tanto, el Gobierno acusa al gobernador de Miranda, de «querer incendiar el país». Por su parte, Henrique Capriles advirtió que no teme a represalias. «Seguiremos en la calle exigiendo elecciones».
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