Crónica | El libro clave para descubrir «el Vaticano como nunca te lo habían contado»
EFE
El periodista español Javier Martínez-Brocal reconoce que cada día que pasaba por delante de la basílica San Pedro se daba cuenta de lo poco qué sabía de esta maravilla del arte y centro de la cristiandad y decidió que alguien tenía que escribir «El Vaticano como nunca te lo habían contado».
En una entrevista a Efe, Martínez-Brocal bromea sobre que el título de su nuevo libro «El Vaticano como nunca te lo habían contado» puede resultar algo presuntuoso, pero asegura que, tras muchas búsquedas, no consiguió nunca «encontrar nada parecido».
Una guía, pero también un libro divulgativo, que colmase la búsqueda de la historia completa y amena de la basílica vaticana, desde su perspectiva de maravilla arquitectónica, al recorrido por el contexto histórico de los 120 años que llevó su construcción (1506-1626), pero también su carga espiritual.
Todo ello a través de sorprendentes historias de espías, traiciones, escarceos amorosos, rivalidades entre artistas, imprescindibles para conocer el verdadero San Pedro.
Martínez-Brocal, director de la agencia de noticias vaticanas, Rome Reports y escritor de «El Papa de la misericordia» (2015), comenta que «los turistas se conforman con ver algunas cosillas y lo que les cuentan, que es un 3 % de toda la información. Faltaban la claves para conocer de verdad San Pedro».
El libro recorre la historia de la construcción de la basílica y de los papas que fueron ordenando sus remodelaciones con historias increíbles.
Una de ellas es la de los dos artistas que decoraron el interior de la cúpula Giuseppe Cesar, conocido como el Caballero de Arpino, y Giuseppe Roncalli, llamado Pomarancio, que terminaron «como el rosario de la aurora, con el primero que le pegó una paliza al otro y acabó condenado a muerte en la cárcel por tener armas prohibidas en su casa».
Se libró de la pena cediendo todas sus obras y las de sus discípulos, entre ellos Caravaggio o Guido Reni, al pontífice Pablo V que las cedió a su sobrino el cardenal Scipione Borghese y que ahora forman parte de la colección pictórica de la Galeria Borghese, en Roma.
En la historia de la Iglesia y del arte repleta de hombres, el libro de Martínez-Brocal cuenta cómo entre las tumbas papales hay tres mujeres enterradas en la basílica vaticana: Cristina de Suecia, la princesa polaca María Clementina Sobieska y la condesa Matilde de Canossa.
El autor ha realizado una auténtica investigación entre decenas de volúmenes, algunos como una interesante guía del siglo XVII, para reconstruir, por ejemplo, cómo llegó hasta la plaza de San Pedro el enorme obelisco egipcio de 3.200 años, 25 metros de altura y 250 toneladas.
César Augusto se lo trajo de Egipto en el año 30 antes de Cristo en una enorme barcaza y fue depositado sobre 2.800.000 libras de lentejas para protegerlo, pero aún más complicada fue la enorme operación de ingeniería para trasladarlo y colocarlo en el centro de la plaza de San Pedro, lo que se convirtió en todo un espectáculo con público incluido.
Este viaje por la basílica cuenta también las historias de todos los artistas que colaboraron en su construcción y que, recuerda Martínez-Brocal, «eran personas capaces de crear una increíble belleza y, a veces, auténticos desastres en su vida privada».
Cuenta el libro que Gian Lorenzo Bernini, niño mimado de los papas por su genialidad, la lió en varias ocasiones y Urbano VII tuvo incluso en una ocasión que «concederle el perdón, ahorrarle una multa y darle un consejo paterno: ‘quizá ha llegado el momento en el que usted encuentre esposa'».
Según el autor, la búsqueda de los restos de san Pedro, «una aventura arqueología a lo Indiana Jones», es otro de los capítulos apasionantes.
Martínez-Brocal señala que esta obra puede ser un buen libro «de preparación» de una visita a San Pedro para que el turista consiga salirse de los recorridos habituales y pararse en «los rincones» desconocidos, como el atrio, donde todos pasan de largo y en el que trabajó un joven Francesco Borromini y que fue justo lo que le lanzó a «ser lo que fue».
En el atrio se encuentra el portón central, una solida puerta de bronce y brillantemente esculpida por un artista «que acabo su vida como espía». «Otra de las historias apasionantes que nunca te habían contado».