Asesinan a otro indígena en mina ilegal de Amazonas

Quienes lo conocieron le dijeron a Kapé Kapé que era un gran compañero, “trabajador como ninguno”. Se la pasaba en las minas del Yapacana “echándole pichón, como todos aquí en Atabapo”, relató una fuente que pidió anonimato.

Moreno, de 37 años de edad, era indígena Puinave, un pueblo que ocupa territorio entre las fronteras de Colombia, Brasil y Venezuela.

Habitantes de Atabapo, que tienen contactos con familiares y amigos en las minas, afirmaron que la víctima habría sido asesinada por personas que pertenecen a los grupos irregulares que operan y controlan la explotación minera ilegal en el Yapacana.

El crimen ocurrió el pasado fin de semana, aunque en Puerto Ayacucho apenas se conoció en las últimas horas. El suceso se registró en una mina conocida como Cisa y el cadáver fue llevado a Caño Oso, también dentro del Parque Nacional Yapacana.

Cabe destacar que no es el primer asesinato que ocurre en las minas del mencionado parque natural. Hace un año, un pariente de José William Moreno también fue asesinado. Se trata de José Dacosta Moreno, un profesor que abandonó las aulas para internarse en las peligrosas minas controladas por pandillas armadas.

La ONG Kapé Kapé indicó que los organismos policiales y de seguridad en Puerto Ayacucho están al tanto del hecho, pero en Atabapo no existe una delegación del Cicpc y la logística para trasladar a un equipo de criminalística e investigación a la zona del suceso, requiere de recursos que, dicen, no poseen.

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Trascendió que funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana de Atabapo, con el auxilio de un profesional de la Medicina, se trasladaron al sitio a hacer el levantamiento del hecho.

En Atabapo algunos amigos de la víctima están llamando a la población a movilizarse el próximo martes a la sede del Concejo Municipal para que haya justicia por este abominable crimen.

Organizaciones que monitorean la actividad minera en el sur de Venezuela calculan que en el Parque Nacional Yapacana hay, por lo menos, 44 sitios de explotación minera, sin contar las que permanecen clandestinas.

En los ríos y caños que confluyen en estas áreas protegidas, también se emplean balsas y dragas, fácilmente localizables por estar ubicadas en plenas líneas de navegación. Generalmente, estas embarcaciones son dirigidas por colombianos y, en menor proporción, por brasileros, según la ONG Kapé Kapé.

Con información de La Patilla

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