Crean una piel artificial para que los robots puedan sentir dolor
agencias
Tal y como enseñan en un vídeo publicado en YouTube, una mano robótica a la que han equipado con dicha tecnología mencionada, es capaz de aprender qué va a hacerle ‘daño’. Primero, una persona ejerce presión en la palma de la mano con un instrumento metálico punzante y, cuando trata de repetirlo, la máquina se aparta.
Según los autores del proyecto, esta tecnología podría servir para diseñar una nueva generación de robots inteligentes con una sensibilidad dérmica que recuerde a la de los humanos. El estudio, publicado en la revista Science Robotics, define esta piel artificial como un sistema de procesamiento basado en «transistores sinápticos» que copian las vías neuronales que el cerebro usa para aprender.
Gracias a esto, la mano robótica con la piel electrónica creada por los investigadores no quiere volver a recibir otro pinchazo. El vídeo muestra como la máquina ha aprendido del primero y que la piel artificial es sensible al tacto.
Los expertos han explicado que se han inspirado en la piel humana que manda una señal al sistema nervioso periférico que comienza a procesarla al ser tocada. De este modo, reduce la información solo a lo vital antes de enviarla al cerebro y, así, reaccionar casi de inmediato. Para ello, los ingenieros han hecho posible que los datos se analicen casi en el lugar en el que se recogen en vez de tener que mandarlos a un gran ordenador.
¿Cómo se creó la piel electrónica?
Los investigadores de la Universidad de Glasgow imprimieron una retícula de 168 transistores sinápticos hechos con nanocables de óxido de zinc sobre un plástico flexible. Después, conectaron el transistor sináptico con el sensor cutáneo en la palma de la mano robótica de apariencia humana.
Cuando se toca dicho sensor, este registra un cambio en su resistencia eléctrica que puede catalogar como un pequeño toque o como uno más fuerte. El equipo usa esa diferenciación para que la máquina determine si algo duele o no y saber si tiene que apartarse.
«El desarrollo de esta nueva forma de piel electrónica no implica realmente infligir dolor tal y como lo conocemos; es simplemente una forma abreviada de explicar el proceso de aprendizaje a partir de estímulos externos», comenta Ravinder Dahiya, del Grupo de Tecnologías de Sensores y Electrónica Plegable (BEST) de la Universidad de Glasgow.
Por 20minutos