COVID-19: la tabla que ayuda a medir riesgo de contagio en reunión social
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De cara a “aprender a convivir con el virus”, tal como pregonan muchos expertos, científicos de la Universidad de Oxford y el MIT elaboraron un semáforo de probabilidades de infectarse, según las características de los encuentros. Recomendaciones para antes, durante y después de juntarse con amigos o familia.
El médico infectólogo Roberto Debbag (MN 60253) prefirió hablar de “gestión del riesgo de contagio en la nueva realidad”. “No puede ser llamado ‘normal’ porque no es normal algo que tiene las características que tiene la vida tal como se plantea actualmente”, dijo ante la consulta de Infobae.
La gráfica está dividida por el riesgo según el número de personas que asisten, si usan o no mascarilla, la actividad que hacen (silencio, gritar y cantar) y el nivel de ventilación del local.
Para medir las variables tienen en cuenta tres niveles de riesgo, que identificaron como bajo, moderado y alto, con los colores verde, amarillo y rojo.
Debbag, quien es vicepresidente de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica, hizo hincapié en “empoderar a la gente a través de los comportamientos de espejo para una mejor gestión del riesgo”.
En ese sentido, precisó que “hay actividades que tienen mayor y otras menor riesgo; las variables son sin ninguna duda el estar expuestos al aire libre versus estar en ambientes cerrados y hacinados”. Y agregó a las conductas inseguras “las actividades que tienen que ver con el cantar, gritar, tener poca distancia y no utilizar el tapaboca”.
Y tal como destacó Bourouiba, “en los tres niveles de color es importante que: en verde, el nivel bajo, se siga usando mascarilla, manteniendo la distancia social; en amarillo, el riesgo es mediano así que hay que ser más riguroso y mantener la distancia; y en rojo, el riesgo más alto, usar una mascarilla de buena calidad y estar lo más alejado posible”.
“Hay que empoderar a la gente a través de los comportamientos de espejo; enseñar cuáles son las diferentes situaciones de la vida cotidiana que tienen más o menos riesgo porque si bien la mayoría de las personas sabe que se tienen que distanciar, usar tapabocas, etc, en la práctica muchos usan el tapabocas por debajo de la nariz o se acercan demasiado -resaltó Debbag-. Creo que la gestión del riesgo basado en mostrar los comportamientos que son de bajo mediano y amplio riesgo es lo que hay que transmitirle a la población”.
En la misma línea, la médica infectóloga Romina Mauas (MN 100075), llamó a pensar en los “varios factores que afectan la transmisión más allá de la distancia, que tiene que ver con el tamaño de la gota, y que la ciencia las divide en gruesa y fina y dependiendo de eso el alcance que tendrá o la posibilidad de que quede aerosolizada en el ambiente”.
Para ella, es clave no olvidar que hay otras cuestiones que deben ser consideradas en relación a la transmisión y que tienen que ver “con la carga viral de la persona infectada y la susceptibilidad a la infección de la persona que está expuesta y que eso es menos medible”. “No estamos haciendo carga viral en personas infectadas y esos son otros factores a tener en cuenta, por lo cual ciertas actividades como estar cantando, gritando o estar haciéndolo a puertas cerradas con más conglomerado de gente las consideramos más riesgosas”.
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