Cosas que no sabías sobre el doblaje
Agencias
¿Doblaje o versión original? Este es uno de los grandes debates entre los aficionados al cine y las series de televisión, divididos en bandos irreconciliables, pero lo cierto es que la sustitución de las voces originales de los actores es una tradición muy arraigada en España.
La primera vez que se hizo fue pocos años después de la invención del cine sonoro, con la película de 1933 Entre la Espada y la pared (Devil and the Deep se titulaba en inglés). En aquellos tiempos, el doblaje era más laborioso que en la actualidad, ya que los profesionales debían memorizar varias páginas de los diálogos y sincronizarlos con los movimientos de los labios de los actores, lo cual exigía arduos ensayos. Ahora, gracias a las técnicas digitales de grabación, se hace con fragmentos o tomas cortas.
Durante la dictadura franquista, el doblaje fue potenciado con la promulgación, en 1941, de la Ley de la Defensa del Idioma, basada en una norma similar creada en la Italia de Mussolini y que también fue aprobada en Francia y Alemania. El objetivo era no solo proteger la lengua nacional, sino poder censurar y alterar los diálogos por motivos políticos o morales.
Hubo intervenciones que bordearon el ridículo, como ocurrió con la película Mogambo (1953), cuando los censores decidieron que los personajes encarnados por Grace Kelly y Donald Sinden fueran hermanos. Su exceso de celo y mojigatería hizo que un adulterio se convirtiera… ¡un incesto!
Hay otros curiosos ejemplos, como el del protagonista de La dama de Shanghai (1947), que pasó de haber matado un franquista en Murcia a cargarse un espía en Trípoli; o el del legendario Rick de Casablanca (1942), interpretado por Humphrey Bogart, cuyo pasado como combatiente de la República española durante la Guerra Civil fue debidamente suprimido y sustituido por otro de luchador contra la anexión de Austria por los nazis.
Los lectores más veteranos también recordaran las voces de muchos personajes de dibujos animados y series en los años setenta y ochenta, los cuales hablaban el llamado «español neutro», un idioma sin localismos y un acento supuestamente accesible a todos los hispanohablantes. Este tipo de doblaje era realizado principalmente en estudios de México y Puerto Rico.