Corea del Norte continuará con sus tests de misiles
EFE
Corea del Norte realizó este sábado su séptimo ensayo con misiles de corto alcance en el mar de Japón (llamado mar del Este en las dos Coreas) en menos de un mes, después de elevar sus críticas contra Washington y mientras sigue en el aire la reanudación de las negociaciones para la desnuclearización.
El nuevo lanzamiento, que sucede al efectuado el pasado 16 de agosto, se produjo el día en el que comenzará la cumbre del G7 en la localidad de Biarritz (Francia) y cuatro días después de que concluyeran las maniobras militares conjuntas de Estados Unidos y Corea del Sur, ante las que Pionyang había protestado con insistencia.
La oficina presidencial surcoreana expresó su «fuerte preocupación» por la continuidad de los lanzamientos tras los ejercicios castrenses, y llamó a intensificar los esfuerzos diplomáticos para reconducir al país vecino a la mesa de negociaciones, en un comunicado.
Seúl cree que Corea del Norte ha empleado todos estos ensayos para afinar una nueva variedad de proyectil balístico de corto alcance, mientras que Pionyang señaló sobre los tests previos que había probado «una lanzadera múltiple de cohetes teledirigidos» definida como «un nuevo tipo de arma táctica».
El régimen que lidera Kim Jong-un acompañó su sucesión de pruebas armamentísticas con una retahíla de amenazas contra Seúl y Washington, en un aparente intento de exhibir poderío militar y de reforzar su posición de cara al esperado reinicio de las negociaciones con EEUU sobre desarme nuclear.
Este mismo viernes Pionyang cargó contra la política estadounidense de sanciones y contra la figura del secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, en un comunicado del ministro norcoreano de Asuntos Exteriores, Ri Yong-ho, difundido por la agencia estatal KCNA.
«Estamos listos tanto para el diálogo como para el enfrentamiento», dijo Ri, quien también expresó que el Norte seguirá siendo «la mayor ‘amenaza’ para EEUU» si se mantienen las sanciones y acusó a Pompeo de anteponer su «ambición política», en línea con anteriores ataques del régimen contra el jefe de la diplomacia estadounidense.
Estos comentarios fueron difundidos coincidiendo con el final del viaje a Seúl del enviado especial de Washington para el diálogo con Pionyang, Stephen Biegun, que tenía como objetivo tratar el reinicio de las conversaciones con el régimen.
Poco ha trascendido de la visita de Biegun, al margen de las especulaciones sobre la posibilidad de que el enviado estadounidense se reuniera en la frontera intercoreana con emisarios del Norte y de unas declaraciones en las que dijo que su equipo está listo para volver a hablar con Pionyang «tan pronto como tenga noticias» suyas.
Se esperaba que las negociaciones, en punto muerto desde la fallida cumbre de Hanói en febrero, se retomaran después de que los líderes de ambos países se comprometieran a reactivarlas en un improvisado encuentro en la frontera intercoreana a finales de junio.
Los recientes gestos beligerantes del régimen contrastan con la comprensión mostrada por el presidente estadounidense, Donald Trump, y con su confianza en que pronto ambas partes reanudará los contactos.
Trump ha restado importancia a los ensayos de misiles norcoreanos, y a principios de mes afirmó haber recibido una carta personal de Kim Jong-un donde el dictador le ofrecía «una pequeña disculpa» por los tests y le transmitía su buena disposición a dialogar.
Asimismo, el último test de misiles del Norte tiene lugar el mismo día en que los líderes del G7 iniciarán en Biarritz una cumbre donde se podría tratar la situación en la península coreana.
Pionyang tiene por costumbre realizar ensayos armamentísticos en fechas cercanas a relevantes citas internacionales, en este caso una cumbre a la que asistirán el propio Trump y el primer ministro nipón, Shinzo Abe, quien expresó su deseo de discutir durante la reunión el estado del diálogo con el régimen.