Conozca cómo nació el Impresionismo - 800Noticias
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En la Francia del siglo XIX, cualquiera que se preciase como artista debía pasar por alguna Academia de Bellas Artes. Estas nacieron con la voluntad de terminar con las prácticas gremiales y reivindicando la inventiva, las habilidades y el genio creador de los artífices. No obstante, a partir de la segunda mitad del novecientos, pasaron a encarnar valores negativos, coartadores de la libertad de expresión, así como de monopolización a la hora de otorgar los títulos. Aunque se había sustituido el servilismo de los gremios entre maestro y aprendiz por la transmisión de conocimientos entre el profesor y el alumno, la capacidad de conceder o negar el ejercicio de la profesión artística supuso un férreo control ideológico.

De esta forma, los alumnos debían supeditarse al gusto burgués, de corte tradicionalista y con un marcado interés por preservar la conexión entre las obras y el Estado. Se delimitaba su libertad creativa a los cánones que los academicistas consideraban correctos y que entroncaban con las inclinaciones del poder. Así, se promovía un tipo de manifestaciones conservadoras, en línea con las preferencias de los integrantes del gobierno, formado mayoritariamente por burgueses.

Por otro lado, si el Estado tenía claro su gusto con respecto a las manifestaciones visuales, la clase media y trabajadora ni tenía interés ni recursos para apreciar las novedades estilísticas, por lo que se potenciaba el distanciamiento de los artistas rupturistas con aquellos al servicio de las Academias. Y mientras que algunos aceptaron jugar el papel que de ellos se esperaba, otros, que iban a contracorriente, eran relegados por la sociedad entera.

Por ello, estos artistas intentaron buscar un modo de darse a conocer y de demostrar que las Academias no podían imponer su voluntad y limitar su libertad creativa. Para ello tenían que superar las barreras impuestas por dichas instituciones, pues la manera en que podía prosperar un artista y ser reconocido en el París decimonónico era, principalmente, a través de la exposición anual celebrada por la Academia en el Salón de París.

Desde el siglo XVII se venían celebrando estos eventos, muy influyentes en la sociedad. El primero de ellos fue en 1673 en el Salon Carré del Louvre por la Real Academia de Pintura y Escultura Francesa. Su gran acogida propició que fuese repitiéndose hasta que en 1725 pasó a ubicarse en el Palacio del Louvre y a conocerse como Salón de París. En 1748 se introdujo un jurado, y así se aseguró una afluencia continua de artistas (tantos, que las pinturas de mayor tamaño se disponían en los espacios centrales y las menores en los que quedaban libres; como los cuadros se colocaban por orden alfabético, había más de una discusión).

Con información de Muy Interesante

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