Conoce la leyenda detrás del famoso hilo rojo

Cuando la bruja llegó, el emperador le ordenó de manera inmediata que esta buscara el otro extremo del hilo que llevaba atado al meñique y lo llevara ante la mujer que sería su esposa y quien estaría junto a él toda la vida; la bruja accedió a esta petición y comenzó a seguir y seguir el hilo, en busca de la aclamada mujer.

Esta búsqueda los llevo hasta un mercado en donde una pobre campesina con una bebé en los brazos ofrecía sus productos. Al llegar hasta donde estaba esta campesina, se detuvo frente a ella y la invitó a ponerse de pie, haciendo que el joven emperador se acercara para decirle:

“Aquí termina tu hilo”.

Al escuchar esto, el emperador enfureció de una manera exorbitante, creyendo que era una burla de la bruja.

Empujó a la campesina que aún llevaba a su pequeña hija en los brazos y la hizo caer haciendo que la bebé se hiciera una gran herida en la frente. Luego ordenó a sus guardias que detuvieran a la bruja y le cortaran la cabeza, hecho que se realizó sin réplicas.

Muchos años después, llegó el momento en que este emperador debía casarse y su corte le recomendó que lo mejor fuera que desposara a la hija de un general muy poderoso. El emperador aceptó esta decisión y comenzaron todos los preparativos para esperar a quien sería después la elegida como esposa del gran emperador. Llegó el día de la boda, pero sobre todo había llegado el momento de ver por primera vez la cara de su esposa.

Ella entró al templo con un hermoso vestido y un velo que le cubría totalmente su rostro. Al este levantar su velo, vio por primera vez que este hermoso rostro tenía una cicatriz muy peculiar en la frente. Era la cicatriz que él mismo había provocado al rechazar su propio destino años atrás… Un destino que la bruja le había puesto al frente y que él había decidido no creer.

La enseñanza de la leyenda del hilo rojo, según la tradición japonesa tiene que ver con la comprensión del destino y el papel preponderante que juega el amor en este hilo. Muestra claramente cómo los amores destinados son imposibles de cambiar, y que hagamos lo que hagamos no podemos escapar de la persona que nació para amarnos.