Conoce de qué trata el síndrome de houdini
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Cuando todo parecía ir bien, la persona con la que estábamos nos abandona sin más explicaciones. ¿Qué ha pasado? ¿Por qué se da esta situación? La explicación puede estar en el síndrome de Houdini.
El síndrome de Houdini hace referencia al mago y escapista húngaro del siglo XIX. No obstante, nosotros nos referiremos a un tipo de escapismo psicológico y emocional que tiene bastante que ver con el mecanismo que opera la evitación.
De esta manera, las personas con síndrome de Houdini se caracterizan por escapar cada cierto tiempo de trabajos, obligaciones y relaciones. En general, suelen comprometerse rápidamente en una actividad o relación. Sin embargo, a mayor compromiso, mayor necesidad de escapar del mismo. Así, llega un día que simplemente desaparecen.
Las personas que padecen el síndrome de Houdini no hacen más que reflejar un síntoma más profundo que se da, incluso a nivel social, y que no ayuda a establecer lazos saludables y duraderos entre los individuos. Ahora bien, ¿por qué ocurre este fenómeno?
Sociedad líquida y vínculos modernos
No importa la época, siempre ha habido personas a las que les ha costado establecer vínculos duraderos y comprometerse. Sin embargo, nuestra sociedad es demasiado individualista en comparación a otras épocas históricas.
Por desgracia, cada vez más, se ve a las personas como meros medios u objetos. Esta situación no invita a pensar que, por ejemplo, las amistades o las relaciones vayan a durar para siempre.
Hoy en día, los vínculos con los demás son más difusos y débiles. Se da la impresión de que las personas somos reemplazables en tod momento y en todo lugar. Ya nada dura para siempre, y tal vez muchos se rían ante este concepto.
Ni las cosas ni las relaciones parecen hechas para durar. Unos vínculos débiles son como unas raíces poco profundas. Ante la mínima dificultad, todo se viene abajo.
Fases del síndrome de Houdini o de la fuga emocional
El síndrome de Houdini suele darse de forma progresiva, por fases. Se pasa de darlo todo a desaparecer, muchas veces incluso sin dejar rastro. De manera clásica se distinguen las tres fases siguientes:
- Primera fase de auge sentimental: en esta fase se da el enamoramiento, y parece que todo va a ir muy bien, que somos afortunados por haber conocido a esa persona y que esté a nuestro lado. Todo es perfecto y nuestros sueños se proyectan como realidad junto a esa persona. Sin embargo, esta fase se suele ir tan rápido como aparece.
- Segunda fase de dudas: como la relación tiene unas bases poco sólidas o unas raíces poco profundas, pueden aparecer dudas acerca de la fiabilidad de la misma. Ya nada es tan bonito como al principio, y no se sabe muy bien qué va a pasar. Aparece la incertidumbre.
- Tercera fase de huida emocional: la persona en cuestión escapa de la relación. Nos deja, tal vez sin aparecer ni dar explicaciones. El contacto puede cortarse radicalmente y no es infrecuente que no se vuelva a saber nada de esa persona.
¿Por qué puede darse esta fuga emocional?
Pueden darse 3 factores cuya acción simultánea sería equivalente a un cóctel explosivo:
- Inmadurez: derivada de la poca educación emocional que tienen algunas personas. Muchos tienen ideas estereotipadas sobre cómo deben ser las relaciones y no saben cómo gestionarlas. También hay miedo al compromiso o incapacidad para planificar la propia vida.
- Sociedad individualista: la sociedad actual, como adelantábamos, ya no otorga importancia a las relaciones estables, a formar familias y al sexo como expresión de amor y trascendencia. En lugar de eso, estos valores han sido cambiados por una suerte de libertad mal entendida que se manifiesta como individualismo.
- Internet, redes sociales y nuevas tecnologías: las redes sociales dan la impresión de tener a mano decenas de potenciales parejas, personas que se tienen en reserva, que nos escriben, nos mandan fotos. En estas circunstancias, es difícil centrarsey quedarse con una sola persona renunciando a las demás, según el estereotipo que se impone.
El síndrome de Houdini no es la única opción
En conclusión, tal vez para muchos la situación no sea la más propicia, pero debemos evitar ser víctimas del escapismo, o evitar hacerlo nosotros mismos. El síndrome de Houdini es frecuente en la sociedad líquida, pero no es la única opción de comportamiento.
Por ello, debemos cuidar a la persona con la que estamos. No deberíamos jugar con los sentimientos ajenos, así como tendríamos que cuidar nuestra autoestima y enfrentarnos al miedo que supone la supuesta renuncia a multitud de parejas.