Conoce 4 claves que te ayudarán a aliviar o a prevenir el dolor
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Es muy sencillo. Si mantenemos un estilo de vida saludable prevenimos enfermedades. ¿Cómo mantener hábitos de vida saludables? Son cuatro las claves a la hora de prevenir los cuadros dolorosos crónicos: alimentación, ejercicio, y la manera en la que desempeñamos nuestra actividad laboral.
Así lo defiende en una entrevista con Infosalus el doctor Alfonso Vidal, coordinador del servicio de Anestesia y de la Unidad del Dolor de Quirónsalud Sur de Alcorcón en Madrid, del Hospital la Luz, y del Hospital Valle del Henares de Torrejón, quien precisamente acaba de publicar un último libro sobre el tema: ‘Vivir sin dolor’ (Harper Collins) – .
«El estilo de vida sirve para todo y para todos. Es decir, nos hemos dado cuenta después de muchos años que hay gente que, por sus circunstancias, han tenido unas patologías u otras. Por ejemplo, a lo largo de la Historia, los ricos siempre han vivido mejor que los pobres pero han tenido su propia patología, tipo gota, por los excesos en su alimentación, así como las enfermedades de transmisión sexual, que se llevaron por delante a muchos monarcas», explica.
Pone el símil de los coches, que si los cuidamos y les proporcionamos ciertos cuidados según una serie de kilómetros durarán más. «Pero en todo caso, aunque no fuera un coche super bueno, si le das esos cuidados, te va a durar más», asegura este especialista en Anestesia y Medicina del Dolor.
Esto se puede extrapolar a la naturaleza humana, según prosigue, de forma que si cuidamos la maquinaria, como es el cuerpo, este va a durarnos más. «Esto consiste en un buen descanso, una buena alimentación y después una buena actividad física y mental. Física es ejercicio o tono muscular, y mental es emociones, cariño, autorrealización, y la dieta mediterránea. Si comes lentejas bien, pero no 20 kilos de lentejas no. Todo con moderación», agrega.
El sueño
Sobre el sueño en este sentido, el doctor Vidal mantiene que nos permite preparanos para la actividad del día y recuperar energías físicas pero también mentales. «Ese ‘reseteo’ para que sea efectivo no es el mismo ni en duración ni en calidad en todas las personas», avisa.
«Se puede vivir largo tiempo, aunque malamente, sin justicia, sin amor, sin dinero, sin salud, sin comer, con dolor, pero muy poco tiempo sin beber o sin dormir. (…) La falta de sueño es un problema grave en sí mismo que necesita una atención específica y perjudica al resto de las esferas de la vida», añade.
El papel de la alimentación
Sobre la alimentación destaca este experto que, en gran medida, «somos lo que comemos», y así es, según argumenta, porque los elementos que ingerimos, más o menos procesados, pasan a constituir nuestra propia esencia, «como nuevos ladrillos del edificio». «De la calidad y cantidad de esos ladrillos depende la funcionalidad del conjunto», afirma.
Es más, subraya que la dieta juega un papel esencial en el tratamiento del dolor, primero como elemento general, ya que, por ejemplo, un exceso de calorías conlleva un sobrepeso que empeora la mayor parte de las patologías dolorosas musculoesqueléticas y articulares: «Lumbalgias, cervicalgias, artrosis, osteoporosis se ven perjudicadas por el sobrepeso, por el sobreesfuerzo que ha de hacer el cuerpo para soportar y mover el exceso de grasa».
Igualmente, apunta que pacientes hipertensos o diabéticos se ven afectados igualmente por el tipo de alimentos, tales como el exceso de sal o los azúcares refinados que, según indica, les pasan factura agravando sus cuadros de dolor, especialmente el neuropático (en el caso de las diabetes), o bien las cefaleas (en el caso de la hipertensión).
Por último, cita que el café y el vino pueden tener efectos beneficiosos, aunque en pequeñas cantidades; al tiempo que hay toda una serie de alimentos, fundamentalmente vegetales, que tienen propiedades analgésicas contrastadas y ayudan a prevenir el dolor o a aliviarlo en muchos casos: «El ajo, el aceite de oliva, rico en ácidos grasos insaturados que previenen la inflamación; la cúrcuma, verdadero analgésico natural; la guindilla y sus derivados, de la que se extrae la capsaicina, una oleorresina que se utiliza para aliviar dolores óseos y musculares; o la corteza de sauce, que contiene salicina, básica para elaborar aspirina».
Con ello, resalta que las dietas variadas, ricas en vegetales, en frutas, en legumbres, en aceite de oliva, en pescado, con abundante agua, con pequeños aportes de grasas animales, de café o incluso vino, junto a cierta exposición solar y actividad física, constituyen lo que se ha denominado ‘dieta mediterránea’, y con un papel fundamental, en su opinión, en el tratamiento del dolor, y en todo lo referente a la salud en un sentido amplio.
La actividad física, un complemento imprescindible
Al mismo tiempo, el coordinador del servicio de Anestesia y de la Unidad del Dolor de Quirónsalud Sur de Alcorcón en Madrid, del Hospital la Luz, y del Hospital Valle del Henares de Torrejón afirma que el deporte o la actividad física se han convertido «casi» en un «sinónimo de salud».
Defiende que hay que considerarlo una necesidad más del cuerpo, como comer, ya que mejora el rendimiento de las estructuras orgánicas musculoesqueléticas y, por añadidura, del conjunto de la persona. «Amplía nuestra resistencia y nuestros límites, y nos permite tolerar esfuerzos mayores. Hacer deporte es, de alguna manera, traspasar fronteras físicas y psicológicas, dejar atrás el dolor de huesos, músculos y articulaciones y la falta de aire para conseguir derribar eso que los corredores llaman como el ‘muro de la penúltima vuelta’, que nos invita a tirarnos al suelo y a abandonar toda esperanza de llegar a la meta», resume, aunque eso sí, precisa que no habla del deporte de competición, con mayores exigencias.
La actividad laboral: evitar esfuerzos inadecuados
En último lugar, el doctor Vidal hace una puntualización sobre la actividad laboral y la mejor manera de prevenir el dolor en el trabajo, partiendo de una adecuada concienciación del trabajador a la hora de evitar esfuerzos inadecuados y se proteja cuando sea necesario.
«Las posiciones forzadas, los esfuerzos extemporáneos, los traumatismos repetitivos, o las vibraciones de baja frecuencia, como las que generan los vehículos industriales, están entre aquellas que pueden favorecer el dolor de espalda», según pone de ejemplo.
En lo referente a los dolores corporales advierte de que cobra una gran importancia la ergonomía, que analiza los esfuerzos y los movimientos de los humanos durante su trabajo y tratar de ajustarlos y acomodarlos para hacerlos más eficientes; a la vez que se encarga del diseño del entorno de trabajo, de la sistemática en el desempeño de las tareas, de las herramientas, material, y equipo, muebles, iluminación, y enseres necesarios para la actividad. «No descuidéis estos matices porque son más relevantes para vuestra salud de lo que imagináis.
Con información de Infosalus.
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