Confusión en Haití con el uso de las mascarillas para prevenir el COVID-19
EFE
El uso de mascarillas fue en aumento este lunes en Haití, en el primer día en que su uso es obligatorio, pero muchos ciudadanos del país caribeño todavía no las usan o lo hacen mal.
Algunos la llevan debajo de la nariz, otros debajo de la boca o de la barbilla, pero de nada sirven si no se lavan primero, porque en los mercadillos populares es posible probarse una mascarilla antes de comprarla.
«No puedo respirar con la mascarilla. Es la razón por la que no llevo una. Pero tengo una», dijo a Efe un comerciante en el mercado de Tabarre, en Puerto Príncipe.
En las calles de la capital haitiana, debido a la nueva obligatoriedad, muchas más personas estaban usando mascarillas en comparación con las semanas anteriores.
Sin embargo, en otras partes del país, la gente estigmatiza y se burla de las personas que las llevan.
UN NEGOCIO EMERGENTE
A medida que el COVID-19 progresa en Haití, donde hay 182 contagios confirmados, crece el negocio de las mascarillas.
La gran mayoría de las mascarillas que se ven en las principales calles de Haití son hechas a mano y se venden por un promedio de 50 gourdes (0,47 dólares).
En casi todas las calles de la zona de Puerto Príncipe hay comerciantes que ofrecen tapabocas a los transeúntes, una actividad que, según aseguran, es lucrativa.
En Carrefour Trois, en la entrada del Parque Industrial Metropolitano, se apuesta el sastre John Adam, que ahora se dedica a fabricar y vender mascarillas.
«Estoy en el negocio de la costura. Aunque no tengamos subvenciones, aprovechamos la oportunidad para hacerlo. Esta actividad me permite más o menos mantenerme», confiesa Adam, que puede llegar a vender alrededor de 50 por día.