Con o sin Fidel, la vida sigue igual ante la embajada de EEUU en La Habana
EFE
Con o sin Fidel Castro, la vida seguía este martes igual ante la embajada estadounidense en La Habana, con la bandera izada y las decenas de cubanos que suelen hacer fila a sus puertas un día cualquiera con la esperanza de lograr un visado que les abra las puertas del “imperio”.
Frente al malecón, la bandera de las barras y estrellas izada al completo en la embajada reabierta oficialmente por el secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, en agosto de 2015, contrasta con la que tiene más cerca, la cubana de la tribuna antiimperialista, que ondea estos días a media asta.
Y en el conocido como “parque de los lamentos”, al lado de la embajada, grupos de cubanos esperan para acudir a entregar sus papeles o por noticias de familiares que ya están dentro de la legación.
La mayoría están más interesados en las informaciones que llegan desde EE.UU. sobre qué hará el futuro presidente de ese país, Donald Trump, con la política hacia Cuba que en los homenajes de estos días al fallecido Fidel Castro, incombustible azote de los Gobiernos estadounidenses durante más de 50 años.
Casi nadie quiere explicar qué tipo de trámite viene a hacer, como Maribel Pérez, quien dice escuetamente a Efe que está allí para “entregar documentos”. Se ríe cuando se le pregunta sobre qué opina de Trump y agrega: “Nosotros no sabemos nada, en realidad no sabemos”.
“Aquí es mejor no hablar de política”, anota Pérez, al igual que un señor que está a su lado y que rechaza pronunciarse, negando con la cabeza varias veces.
Desde Washington las noticias que llegan son que, en la línea con el bajo perfil que ha mantenido el Gobierno del presidente Barack Obama desde la muerte de Castro, el martes no habrá una “delegación oficial” de EE.UU. en el acto multitudinario en honor al líder cubano que se celebrará en la Plaza de la Revolución de La Habana.
La Casa Blanca anunció que el asesor adjunto de seguridad nacional de Obama, Ben Rhodes, quien lideró las negociaciones para la normalización de las relaciones entre EE.UU y Cuba, asistirá a ese acto junto al embajador en La Habana, Jeffrey DeLaurentis.
Este lunes el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, ya había confirmado que ni Obama ni su vicepresidente, Joseph Biden, tenían previsto viajar a Cuba para el funeral por Castro.
En contraste con la cordialidad mostrada por el presidente de EE.UU. y el mandatario cubano, Raúl Castro, durante su histórico encuentro con motivo de la visita de Obama a Cuba en marzo pasado, fue Fidel quien puso la nota combativa a aquel hito.
Tras la visita, el anciano exgobernante, siempre receloso del “enemigo” de la otra orilla, llegó a escribir en una de sus “Reflexiones” en los medios estatales, titulada “Hermano Obama”, que Cuba no necesita que “el imperio” le regale nada.
Trump descontento
Según Earnest, el hecho de no enviar una “delegación oficial” como tal es un “modo apropiado” para que EE.UU. muestre su compromiso con unas relaciones “orientadas hacia el futuro con el pueblo cubano” y su respeto participando en los actos planeados.
Pero, a la vez, es una forma de reconocer “algunas de las diferencias que se mantienen entre nuestros dos países”, destacó el portavoz de Obama.
Obama ha tratado de limar esas diferencias con la política del acercamiento, pero Trump parece más partidario de aplicar de nuevo la estrategia de mano dura hacia la isla, al menos por lo que ha señalado desde la muerte de Castro.
En el comunicado con el que reaccionó al fallecimiento de Castro, Trump lo calificó de “brutal dictador”, al prometer actuar desde la Casa Blanca para que el pueblo cubano pueda “iniciar finalmente su camino hacia la prosperidad y libertad”.
Y este lunes amenazó con poner fin al acercamiento con la isla si el Gobierno que preside Raúl Castro no está dispuesto a hacer “un acuerdo mejor para el pueblo cubano, los cubano-estadounidenses y Estados Unidos en su conjunto”.
“Cambios tiene que haber, sobre todo a nivel económico. Yo le tengo mucho respeto a Fidel, aquí todos somos fidelistas, pero…”, resumía a Efe Javier Sosa, un taxista cubano, sobre qué es lo que espera Trump.