Despierta un hombre con muerte cerebral - 800Noticias
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Redacción 800 Noticias

En 2021, un hombre de 36 años ingresó por una sobredosis de drogas en un hospital de Kentucky. Lamentablemente, no se pudo hacer nada para evitar el paro cardíaco que le dejó en muerte cerebral. La familia decidió donar sus órganos, por lo que tras ver que su cerebro no respondería se le retiró el soporte vital y se comenzó con el procedimiento para extraer los órganos elegibles para su donación. El paciente estaba ya en la mesa de operaciones listo para comenzar con la intervención cuando, de repente, comenzó a llorar y agitarse exageradamente. Estaba vivo.

Esta podría parecer una historia de Halloween, ahora que se acerca la fecha. Pero en realidad es un suceso real que actualmente tiene en el punto de mira legal a la Afiliación de Donación de Órganos de Kentucky (KODA por sus siglas en inglés). Aunque todo ocurrió en 2021, la historia ha salido a la luz ahora, después de que una curadora de órganos de dicha institución encontrase el informe y se escandalizara con lo que claramente parece una larga cadena de negligencias.

Desde KODA niegan que se hiciese algo mal. El paciente cumplía los criterios para donar los órganos y su cerebro había permanecido sin actividad el tiempo establecido para que se decida que no hay marcha atrás. Pero finalmente la hubo. Unos minutos más, y el hombre podría haber perdido sus órganos cuando aún se encontraba con vida.

Podía donar órganos, pero no estaba muerto

Tras el fallecimiento del paciente, se le realizaron varias pruebas para comprobar si podía donar órganos. Durante el cateterismo para comprobar si su corazón era válido para la donación el hombre pareció moverse en la camilla. Esta debería haber sido una señal para esperar un poco más por si su cerebro reaccionaba. Pero, vista la validez de su corazón, se siguió adelante con el procedimiento de donación.

Mientras se preparaba todo para comenzar con la intervención de extracción, la hermana del paciente se encontraba junto a su cama acompañada por otros familiares. Todos vieron cómo el hombre abría los ojos y los movía por la habitación. Sin embargo, cuando preguntaron en el hospital, se les dijo que era un reflejo normal en casos como el suyo. No quería decir que estuviese vivo.

Así, se procedió a comenzar la operación para donar los órganos. Por suerte, no se le llegó a extraer ninguno, pues el hombre lloró y se revolvió en la mesa de operaciones. Desde la KODA insistieron en que fuese analizado por un doctor para comprobar si se podía seguir con la operación. Pero los cirujanos se negaron tajantemente. Ese hombre estaba vivo, no hacían falta más pruebas.

Tres años después, el caso ha empezado a investigarse

La curadora que ha dado a conocer este caso, Nyckoletta Martin, lo hizo a través de una carta al Comité de Energía y Comercio de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos. Así, dio lugar a un procedimiento en busca de posibles negligencias durante el procedimiento para donar órganos.

La KODA insiste en que todo se hizo bien. Y lo cierto es que sí se siguieron los protocolos. Sin embargo, este caso ha puesto en duda que los protocolos sean adecuados. Los tiempos pautados para determinar la muerte cerebral dejan fuera posibles excepciones como la del paciente de Kentucky. Lo que pasa es que, dada la baja probabilidad de que ocurran, se prefiere destinar los recursos que mantienen con vida a esas personas a otros pacientes con más posibilidades de seguir adelante.

Por otro lado, si bien Estados Unidos es un país con una buena proporción de donantes, las cifras podrían ser aún mejores. Durante el año pasado se donaron 46.000 órganos. La cifra es bastante grande si la comparamos con los 5.861 órganos y los 2.346 donantes fallecidos que hubo en España. Sin embargo, debemos recordar que España tiene 48, 6 millones de habitantes y los Estados Unidos 345,4 millones. Esto sitúa la proporción en España en 48,23 donantes fallecidos por millón de personas y en Estados Unidos ligeramente por debajo, en 44,5. Así, si bien es una buena tasa, siempre se intenta que sea mayor. No se quiere desperdiciar ningún órgano. Pero, por supuesto, para ello no se debe poner en peligro la vida de nadie.

Cabe destacar que aquel paciente no revivió para volver a morir inmediatamente, como muchas de esas personas que resucitan en su entierro. El paciente sigue con vida hoy en día. Pero lamentablemente, todo ese tiempo que permaneció sin soporte vital le ha dejado secuelas en el movimiento, el habla y la memoria. Vive con su hermana, que se encarga de velar por él como aquel día cuando, junto a su cama, vio como movía los ojos. No era un reflejo. Por suerte todo se resolvió antes de que fuese demasiado tarde.

Con información de Hipertextual

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