¿Cómo sería nuestra vida sin Google?
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Tan necesario se nos ha vuelto Google para poder ser funcionales que una vida sin su asistencia nos asusta. Hace un par de semanas, Donald Trump atizó ese temor global cuando puso a la gigante china de los smartphones, Huawei, en su lista de empresas con las que los estadounidenses no deben comerciar.
Google fue una de las primeras en anunciar que se allanarían a lo dispuesto. En la práctica, esto significaría que Huawei, cuyo crecimiento ha sido meteórico, no sería más compatible con el sistema operativo Android de Google ni con su motor de búsqueda u otros servicios como Gmail, YouTube, Maps, etc.
Por extensión, tampoco podrían contar con otras apps como Facebook, Twitter, Uber, Wikipedia y más.
La gorda que se ha armado, que tiene como contexto la guerra comercial entre ambos países, invita a pensar cómo sería una vida sin Google. Para dimensionar el tema solo hay que mirar a la China, un país que no cuenta con el motor de búsqueda o sus aplicaciones desde el año 2009, cuando el régimen los bloqueó de Internet tras la difusión de videos de la represión estatal a las revueltas en el Tíbet y en Xinjiang.
“Vivir sin Google sería una catástrofe en Perú, pero no lo es acá en China”, dice Michael Zárate, un periodista peruano que vive desde hace seis años en Beijing. Si bien no se considera partidario de limitar el Internet, como hace el Gobierno allá, la realidad, anota Zárate, es que en ese país se ha logrado conformar un sistema en el que el usuario chino puede hacer su vida sin Google, Facebook o WhatsApp, etc.
-CHINA: EL PAÍS QUE NO EXTRAÑA GOOGLE-
Los chinos han adaptado muchos de los servicios occidentales, y ello es parte de la gran revolución tecnológica que han experimentado en la última década.
“Hace unos años, en 2011, cuando llegué por primera vez a Beijing, mucho se hablaba de RenRen (‘Renren’ significa ‘todo el mundo’ en chino), que era el equivalente chino de Facebook, pero hoy ya no se usa mucho. No fue una buena adaptación”, anota Zárate. Quien le quitó la corona a RenRen fue WeChat, que empezó siendo un mero émulo de WhatsApp pero que supo despegar hasta convertirse en una revolucionaria red social que reemplazó incluso a la moneda.
Un chino hoy no podría vivir sin WeChat, pues a través de esa red social se hacen todos los pagos y transacciones en ese país. “Yo uso WeChat, que es más que WhatsApp, porque tiene de Facebook y de Twitter. Casi todo se paga con WeChat y por eso no cargamos con efectivo aquí”, anota la periodista peruana Patricia Castro Obando, que lleva varios años viviendo en dicho país.
En China tienen un equivalente para casi todos los servicios que contamos en Occidente, y en opinión de Obando son muy eficientes. El Twitter chino se llama Weibo y es una red de microblogging con cuatro veces más usuarios que la red del pajarito. Tanto Shakira como Lionel Messi (que no tiene una cuenta en Twitter) poseen cuentas en Weibo, pensando en el tamaño de ese gigantesco mercado, en donde viven más de 1.3000 millones de personas.
El motor de búsqueda más usado es Baidu, el cuarto dominio más visitado en el mundo, según el ranking Alexa. Y Baidu tiene su aplicación de mapas, Baidu Ditu, bastante precisa a decir de nuestros compatriotas que viven allá.
La misma empresa ofrece una suerte de Wikipedia, Baidu Baike, que hoy es muy usada, considerando que desde hace unas semanas ya no se puede acceder a la ‘wiki’ en China.
“Si eres extranjero y vives aquí, lo común es adquirir un VPN, que es un software que te permite acceder a contenidos que, de otra manera, no se podría encontrar en el Internet de China, como Google, Facebook, Instagram, etc. El que yo pago cuesta unos 800 yuanes al año, unos 400 soles año”, dice Zárate, un gasto fuerte, dice, pero que considera necesario por su trabajo de periodista.
Tencent, la empresa dueña de WeChat, es una gigante muy similar a Google, con tentáculos en todos lados, desde las redes sociales, la música o los videojuegos (Clash of Clans, Clans Royale, League of Legends).
De ellos es Tengxun Shipin, una plataforma de videos a través de la cual los chinos pudieron ver Juego de tronos esta temporada. Lógicamente, la regulación china metió mano y algunas escenas fueron cortadas o censuradas por su contenido violento o sexual.
Para Obando, el gran problema de estas redes sigue siendo ese, la censura que el Gobierno ejerce sobre ellas. “Todas están controladas, pues no se permite información crítica contra el régimen.
Pienso que en algún momento se producirá un choque entre el crecimiento y la expansión de las plataformas chinas y el control que ejerce el Gobierno sobre ellas”.
Sobre el panorama que le esperaría a Huawei si las sanciones comerciales se mantienen, el editor en jefe de TEC, Phillip Chu Joy, sostiene que más complejo para la empresa china que desarrollar su propio sistema operativo –que no tardaría mucho– sería convencer a sus usuarios que se muden de aplicaciones que hoy son esenciales.
“Todos los teléfonos Huawei que están en el mercado seguirán con Android de Google. El problema será a futuro, que convenzan a sus usuarios de que sus equipos son suficientemente buenos para que migren y usen estas u otras versiones equivalentes”. El último capítulo de esta guerra aún no ha sido escrito.
Con información de: El Comercio