Cómo remediar la caída del cabello en verano - 800Noticias
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Salud y Belleza

Redacción 800 Noticias

Más allá de la fase del ciclo de vida en la que se encuentre el cabello, lo normal es que al día se nos caigan alrededor de 100 pelos algo que, si se tiene la melena larga, pueda parecer que se trata de una caída más grave, pero nada más lejos de la realidad.

El problema llega si la caída es más voluminosa y si el ciclo de vida del cabello se detiene, de modo que el pelo que se ha caído no vuelve a crecer.

Este ciclo está compuesto por las fases anágena en la que el pelo crece y que tiene una duración de varios años, la catágena en la que el crecimiento se detiene y que dura varias semanas y la telógena en la que el pelo está en reposo y termina por caer.

Además, hay periodos en los que la caída del cabello puede ser más notable como el otoño, prácticamente porque después de las agresiones a las que ha estado expuesto el pelo durante el verano, termina por desprenderse. Pero, ¿no te ha pasado que, en pleno verano, notas que se te cae más el pelo? ¿Significa esto que es una caída anómala y hay que encender las alarmas?

Como explica Teresa Climent, licenciada en Farmacia y Technical Manager de la marca de cuidado capilar Nuggela & Sulé, efectivamente, en verano, es común que algunas personas noten un aumento en la caída del cabello, pero por suerte, ponerle freno está en nuestra mano.

A las agresiones externas habituales como la polución, en verano se le suman otras tanto externas (rayos de sol, altas temperaturas o la propia sal del mar) e internas (como los cambios hormonales).

Las altas temperaturas del verano no solo aumentan la sudoración, pudiendo ensuciar el cuero cabelludo y empeorando la respiración de las raíces, también repercuten en la propia estructura del cabello. “El calor excesivo puede debilitar las proteínas estructurales del cabello, volviéndolo más frágil y susceptible a la rotura”, precisa la experta que describe esta agresión como estrés térmico.

Daño por UV

Además del calor de la estación, en nuestro clima, las horas y la intensidad de los rayos del sol son casi ineludibles, más allá de dónde veranees. Esta agresión constante es otro posible desencadenante de la caída capilar, según Teresa Climent: “los rayos ultravioleta (UV) del sol pueden penetrar en la cutícula del cabello, la capa protectora externa, y dañar el córtex, que es la parte interna responsable de la fuerza y el color del cabello”. Es decir, al daño estructural de las altas temperaturas se le suma la incidencia del sol. Pero ahí no queda la cosa, porque los rayos solares también contribuyen a que “el cabello se vuelva seco, quebradizo y propenso a la caída”.

La sobreexposición del cabello a los rayos solares, por ejemplo, al tomar el sol en la playa, puede contribuir a que el pelo sea más seco y frágil, además de suponer el riesgo de una quemadura en el cuero cabelludo.

Cambios hormonales

Los cambios estacionales afectan a nuestro organismo pudiendo influir en los niveles hormonales, lo que afecta al ciclo de crecimiento del cabello. “Durante el verano, el cuerpo puede experimentar fluctuaciones en hormonas como la melatonina, que influye en el ciclo de crecimiento del cabello. Esto puede llevar a una fase de caída más pronunciada durante esta estación”, precisa la Technical Manager de Nuggela & Sulé.

Sudor y humedad

Consecuencia directa tanto de las temperaturas como de las actividades veraniegas, el sudor y la humedad, si no se acompaña de una higiene muy regular, pueden tener consecuencias para la salud del cuero cabelludo. “El aumento de la sudoración y la humedad en verano puede causar acumulación de sebo y residuos en el cuero cabelludo”, lo que dificulta la respiración del cuero cabelludo. “Esta acumulación puede obstruir los folículos pilosos y debilitar la raíz del cabello, resultando en una mayor caída. Además, el sudor excesivo puede llevar a irritaciones y desequilibrios en el cuero cabelludo, contribuyendo al problema”, concreta Climent.

Los hábitos veraniegos

A la climatología de la estación que condiciona el ambiente capilar, se le suma que, aunque el estrés suela desaparecer de nuestro organismo durante el verano, aparezcan otros estímulos atractivos no demasiado beneficiosos para el pelo. Nadar en el maro o en la piscina -con los riesgos que conlleva el cloro- o la sobreexposición solar sin protección pueden dañar el cabello, “la combinación de cloro, sal y radiación UV puede deshidratar y debilitar el cabello, aumentando su tendencia a romperse y caerse”, remata la experta.

Con información de Vanitatis

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