¿Cómo proteger tu cabello del frío?
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Al igual que en verano tenemos que hablar de protegernos del cabello de los rayos del sol, en invierno tenemos que concienciarnos sobre que el frío también daña nuestras fibras capilares. En realidad, los efectos de las temperaturas tan extremas pueden ser muy similares, así que es muy importante actuar desde la prevención para mantener una melena sana y brillante.
Efectos del frio en el cabello
Las bajas temperaturas suponen una agresión externa para el cabello que hacen que se quiebre más, se encrespe, que pierda forma y brillo, que luzca mucho menos estético y que sea incluso más difícil de domar. Además, el frío genera un efecto vasoconstrictor en los vasos sanguíneos del cuero cabelludo, lo que se traduce en una menor producción de las glándulas sebáceas encargadas de mantener la hidratación capilar. Consecuentemente, notaremos al cabello más seco y al cuero cabelludo más sensible e irritable.
Todo ello conduce al temido frizz o encrespamiento, que puede verse potenciado por los altos niveles de humedad ambiental. Por tanto, conviene seguir unos cuantos consejos capilares para mantener el pelo hidratado durante estos meses:
- Rutina de cuidados correcta: en estas semanas de frío extremo, tu cabello necesitará un extra de hidratación y nutrición, no sólo con tu champú y acondicionador de confianza cada vez que te laves la melena, sino incorporando también una mascarilla nutritiva. Este cosmético protegerá más a tu cabello, le aportará peso y vitalidad para controlar el encrespamiento y nutrirá en profundidad dejándola actuar durante unos minutos.
- Aceite para las puntas: las puntas de la melena es la parte más seca porque es la más vieja, y, por tanto, la más estropeada. Además, la producción de las glándulas sebáceas no llega a ellas, por lo que no reciben esa dosis de nutrición y reparación. Para devolverles la vitalidad, utiliza el aceite para el cabello que nutre, aporta brillo y mantiene a raya la sequedad. Los productos formulados a base de coco o argán pueden ser buenas opciones: simplemente aplica un par de gotas en tus manos, frótalas entre si y, después, repártelo bien por las puntas para domarlas.
- Bebe mucha agua: al igual que ocurre con la piel, la deshidratación capilar también nace de una falta de líquidos. Para garantizar un correcto aporte, bebe la cantidad de agua diaria recomendada y compleméntalo con la ingesta de alimentos ricos en antioxidantes, es decir, frutas y verduras, dentro de una alimentación equilibrada.
Es recomendable utilizar la mascarilla dos veces por semana para hidratar y nutrir el cabello en profundidad
- Utilizar el cepillo masajeador del cuero cabelludo: estos aparatos estimulan los folículos pilosos por la activación del riego sanguíneo en la zona, que lleva nutrientes y oxigeno allí donde nacen las vibras capilares. Además, alivian el pelo graso al deshacer los nudos de la raíz y las placas de sebo que se oxidan y que provocan la grasa en el cabello.
- Evita el uso de planchas, tenacillas y secadores: el calor daña la cutícula del pelo, por lo que no dudes en utilizar protectores térmicos cada vez que tengas que recurrir a ellos.
- Envuelve tu cabello cuando salgas a la calle: para eliminar de raíz el daño directo de las temperaturas extremas del invierno en el cabello, puedes protegerlo físicamente colocando una barrera. Esta barrera puede ser un gorro, un pañuelo, una bufanda o, directamente, introduciéndolo por debajo de la ropa. ¡Pero ten cuidado con el tipo de tejido que utilices! Por ejemplo, la lana suele dar electricidad estática y generar algo de encrespamiento en el cabello.
Con información de Estetic.es
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