¿Cómo es el sistema electoral en EEUU y cuáles son los «estados péndulo» decisivos?
Agencias
¿Quién se convertirá en presidente de EE.UU. tras las elecciones de este 3 de noviembre? Muchos dirán: el candidato que gane más votos. Pero en Estados Unidos no siempre es así.
La elección presidencial en EE.UU. es indirecta, es decir que el presidente y el vicepresidente no son elegidos por el voto ciudadano.
Los millones de estadounidenses registrados para votar, elegirán a su presidente a través del llamado Colegio Electoral. En este video de la BBC, explican con claridad cómo funciona este sistema, por qué se vota así y qué tienen que hacer los candidatos para convertirse en presidente de la democracia más poderosa del planeta.
¿Cuáles son los «estados péndulo» y qué representan para la elección del 3-N?
Las elecciones estadounidenses se deciden, la mayoría de las veces, gracias a estos estados, también llamados ‘bisagra’ o ‘púrpuras’, que no tienen un patrón definido de voto hacia ninguno de los dos partidos en liza, a saber el republicano o el demócrata. El sistema electoral del país hace que el ganador en un estado se lleve todos los votos de los delegados, por lo que ganar en estos estados indecisos es fundamental para llegar hasta la Casa Blanca.
Estados Unidos enfrenta la recta final de las elecciones presidenciales. Este país tiene uno de los sistemas electorales más complejos del mundo, ya que los ciudadanos no votan a un candidato, sino que tienen un sistema indirecto de votación en el que la ciudadanía elige a unos delegados que votan por uno u otro candidato. El que gana en un estado, se lleva a todos los delegados de su rival.
🇺🇸En #EEUU, la elección presidencial es 𝗶𝗻𝗱𝗶𝗿𝗲𝗰𝘁𝗮. Esto significa que la ciudadanía no vota directamente por el presidente; sino que se elige a las personas cuyos votos definen la presidencia. A este grupo de personas se le llama 𝗖𝗼𝗹𝗲𝗴𝗶𝗼 𝗘𝗹𝗲𝗰𝘁𝗼𝗿𝗮𝗹.👥 pic.twitter.com/bsCtWtbetA
— Strategia Electoral (@Eleccionesymas) October 29, 2020
Esto hace que el próximo 3 de noviembre, al igual que en citas electorales anteriores, los espectadores no verán una elección, sino 50 diferentes. Una por cada estado del país. Esto es muy representativo de cara a los esfuerzos que acometen los candidatos en determinados estados.
El hecho de que la representación se dé únicamente por el partido que gana, hace que haya estados en los que tradicionalmente siempre gane un partido. Estos son los estados seguros. Estados como California, Massachusetts o Nueva York son muy difíciles que se le escapen al candidato demócrata. Mientras que Dakota del Norte, Alabama o Texas están prácticamente asegurados para el candidato republicano.
🙌 La candidatura que gana la mayoría de los votos de un estado se queda con todos sus votos electorales. Solo en Maine y Nebraska, los electores se reparte de manera proporcional de conformidad con la votación obtenida.
Así están repartidos los votos👇
Imagen vía @ballotpedia pic.twitter.com/pOQKpDRNSU— Strategia Electoral (@Eleccionesymas) October 29, 2020
Lo que suele definir la victoria de un candidato son los llamados «estados péndulos» o «estados púrpuras». Este término viene del color que resulta después de juntar el rojo republicano y el azul demócrata. En estos estados, la victoria de uno u otro partido no está asegurada porque nunca mantiene una línea o referencia histórica.
En 2016 fueron decisivos. Donald Trump se impuso en dos grandes estados tradicionalmente indecisos, como son Ohio y Florida, y en otros más pequeños como Arizona, Georgia, Iowa y Carolina del Norte. Hillary Clinton, por su parte, se hizo con estados disputados como Colorado, Nevada, Virginia y New Hampshire.
🗳️ Mientras que en los primeros 3, sus electores votan por el mismo partido desde hace varias décadas; los últimos tres han cambiado de preferencia alternadamente, por eso se les llama 𝑠𝑤𝑖𝑛𝑔 𝑠𝑡𝑎𝑡𝑒𝑠 o estados péndulo y estos podrían ser los que definan al ganador. pic.twitter.com/nicrv9dzHr
— Strategia Electoral (@Eleccionesymas) October 29, 2020
Estos estados suelen ser muy heterogéneos en diferentes aspectos y eso hace que la balanza se incline hacia uno u otro en función de las circunstancias previas a los comicios o incluso del nivel de participación registrado.