¿Cómo descubrir si un producto cosmético está dañado?
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Los productos de belleza e higiene no duran para siempre por muy antiaging que sean sus fórmulas. La mayoría tienen un periodo de vida util y luego comienzan a degradarse.
Las legislaciones de los países obligan a indicar en la etiqueta de la fecha de caducidad cuando el producto tiene una duración inferior a 30 meses. Si la duración es mayor, no es obligatorio, pero obviamente el producto puede acabar estropeándose.
Desde el momento en que se abre la tapa, el proceso de degradación se acelera, sobre todo si el contenido entra en contacto con los dedos, con cepillos, pinceles o varitas para aplicar el rímel, porque resultan inevitablemente contaminados con bacterias y hongos.
En los productos cosméticos pueden desarrollarse, como si fueran un caldo de cultivo, microorganismos potencialmente dañinos como los estafilococos y las pseudomonas, que pueden causar erupciones cutáneas y abscesos.
Si el color ha cambiado, si no huele bien o la textura se ha alterado, hay que desechar el producto.
En los productos naturales, pueden ocurrir cambios que no impliquen que se ha estropeado. Por ejemplo, las fórmulas con vitamina C pueden oscurecerse.
Las cremas solares no duran años
La exposición a la luz solar y a temperaturas cálidas favorecen el crecimiento.
de bacterias, lo que da lugar a malos olores. Esto sucede mucho con los protectores solares y las cremas con ingredientes grasos, que pueden desarrollar un olor agrio o rancio.
Como normal general, no es buena idea seguir utilizando la crema solar del año anterior.
Además, el enranciamiento de un aceite implica la generación de peróxidos, compuestos oxidantes que no conviene ponerse en la piel. Una norma que podemos seguir es no ponerse un aceite o un producto oleoso tres meses después de la apertura.
En cuanto a los cambios en la textura (puede aparecer líquido en la superficie o grumo) suelen ser provocados por la separación de los aceites y el agua, y es una mala señal.
Cómo evitar que se estropeen
- Para evitar que se estropeen, conviene guardar los productos de maquillaje y cuidado de la piel en un lugar seco, lejos de la luz solar y la humedad. Por lo tanto, el cuarto de baño no es el lugar más adecuado.
- Por otra lado, lava las brochas de maquillaje con frecuencia y limpia el interior de las boquillas, las puntas del delineador de ojos, los sacapuntas de lápiz de ojos y cualquier objeto que toque el rostro. Esto ayudará a evitar que las bacterias crezcan en dentro de los productos.
- No es buena idea compartir las varitas de rímel, que pueden transmitir conjuntivitis, o las barras de labios. Si alguna vez la compartes, corta una fina «rodaja» de la barra para seguir utilizándola.
- No conserves productos que no te gustan o has decidido no utilizar. Ordenar tus cosméticos te ayudará a mantenerlo limpios y a decidir que es lo que realmente necesitas.