¿Cómo controlar la adicción de tu hijo a internet?
Actualmente ya no solo se habla de adicciones químicas, sino de adicciones tecnológicas, es decir, dependencia de internet o de dispositivos electrónicos como smartphones, tablets y videojuegos. De hecho, cada vez se reportan más casos de niños con este tipo de adicción que requieren tratamiento.
¿Qué es lo que hace que un niño se vuelva adicto a internet o a los aparatos tecnológicos?
«Todas las personas nos creamos diferentes hábitos, algunos buenos y otros malos. Hacer uso de internet o de un aparato electrónico no es malo, el problema es cómo los padres controlan a sus hijos para evitar que su uso se convierta en un mal hábito», explica Rolando Pomalima, psquiatra del Instituto Nacional de Salud Mental de Perú.
«Si lo padres utilizan modelos de crianza autoritarios, evidentemente los niños buscarán opciones evasivas como internet o videojuegos. Por el contrario, si los padres usan modelos de crianza muy permisivos, los niños pueden abusar de esa confianza y adoptar conductas que los llevan a enviciarse», explica Pomalima.
Si bien no es recomendable ser demasiado drásticos, tampoco hay que actuar con indiferencia. En ese sentido, es importante recordar que los niños con padres permisivos o que pasan largas horas fuera de casa por trabajo, tienden a desarrollar una dependencia adictiva a internet o a estos dispositivos.
«Es necesario que los padres controlen a sus hijos en el uso de la tecnología. Si bien no es malo su uso, hay que permitírselos por tiempos determinados y en la medida en que cumplan con sus obligaciones», sugiere.
¿Cómo corregir a un niño ya adicto?
Es importante que los padres, a lo largo de los años, hayan desarrollado buenos vínculos afectivos con el menor, de esta manera será más fácil acercarse al hijo para comunicarse con él y hacerle reflexionar sobre esa situación de dependencia. Además, esto permitirá a los padres mantener autoridad sobre sus hijos. «Cuando se pierde la autoridad, se pierde todo tipo de control».
Eso sí, Pomalima enfatiza en que «no hay que golpear a los niños, porque eso genera un efecto contraproducente. No hay ningún castigo físico ni psicológico para corregir este tipo de conductas, al contrario, va a crear niños dolidos y con mucho rechazo y resentimiento hacia los padres».