Comisión de la Verdad entrega informe sobre una «Colombia herida»
EFE
La Comisión de la Verdad comenzó este martes la entrega de su informe final, fruto de tres años y medio de investigaciones y recopilación de testimonios, que da cuenta de una «Colombia herida» por más de medio siglo de conflicto armado y sienta unas recomendaciones para repararla.
«Traemos un mensaje de esperanza y futuro para nuestra nación vulnerada y rota», aseguró el presidente de la Comisión de la Verdad, el padre Francisco de Roux, durante el acto de presentación del informe en el Teatro Jorge Eliécer Gaitán, lleno de víctimas de toda índole y el presidente electo de Colombia, Gustavo Petro, y donde el gran ausente fue el Gobierno actual al que se le ha criticado poner trabas a la implementación del acuerdo de paz.
Se trata de un trabajo para el que los diez comisionados y el presidente (De Roux) han hablado con cerca de 30.000 personas desde el 29 de noviembre de 2018 y que cuenta con diez capítulos -siendo el de exilio, el étnico y el de género pioneros en el mundo- y de los que de momento la Comisión solo ha publicado dos: el de hallazgos y recomendaciones y el volumen testimonial.
HALLAZGOS Y RECOMENDACIONES
«La Comisión no es dueña de la verdad», como aseguró el padre, pero en el informe tratan de establecer patrones y se habla de un «entramado de intereses políticos, institucionales, económicos, culturales, militares y de narcotráfico».
Las responsabilidades «son distintas para quienes ejercían el poder del Estado y lo defendían, debiendo respetar las leyes y para quienes se levantaron en armas y negaron la legitimidad del Estado».
«¿Cómo nos atrevimos a dejar que pasara y cómo nos podemos atrever a permitir que continúe?», se preguntaba el jesuita durante su intervención.
Y por ello, en el informe se da una serie de recomendaciones para todos los sectores de la sociedad que van desde una premisa tan genérica como implementar de manera integral el acuerdo de paz de 2016 con las FARC, del que surgió esta Comisión, frenar la impunidad o «superar el racismo estructural, el colonialismo y la exclusión» a otras más concretas como establecer una nueva visión de la seguridad o «dar a los campesinos el lugar que tienen para la vida».
La comisionada Marta Ruiz, en una rueda de prensa, por ejemplo, habló de la necesidad de un «cambio de paradigma en el narcotráfico» porque las estrategias de lucha contra uno de los grandes financiadores de la guerra ha sido un «fracaso», y también de «profundizar la democracia».
LAS VÍCTIMAS EN EL CENTRO
El discurso del padre de Roux en el teatro se veía interrumpido cada tanto por gritos de recuerdo al «genocidio (del partido político) Unión Patriótica» o de los «falsos positivos» (ejecuciones cometidas por miembros del Ejército) e incluso la nieta del histórico caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán, asesinado en 1948, reivindicó a voces el «movimiento gaitanista».
En ese teatro se veían congregadas voces de diferentes tipos de víctimas, que acogían el día de hoy «con mucha esperanza», como lo justificaba a Efe María del Pilar Navarrete, esposa de Héctor Jaime Beltrán, asesinado durante la toma del Palacio de Justicia en 1985 por la guerrilla del M-19 y la posterior retoma por el Ejército a sangre y fuego.
«Habrá mucha gente que no está y no todo es perfecto, pero llevamos muchos años de guerra y de violencia y todas las cosas que se hagan para una reconciliación, para llegar a conseguir la verdad y sobre todo la tranquilidad, donde las víctimas nos sintamos en el centro, es empezarlo», decía esta mujer que es parte del Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado (Movice).
Ella descubrió, gracias a una investigación de la Comisión de la Verdad que se publicó en forma de exposición y documental, que su esposo, del que supo que estaba muerto hace cuatro años, fue sacado «con las manos levantadas» del palacio, por lo que pudo demostrar que «fue sacado, torturado, asesinado» por el Ejército durante la retoma.
EL NUEVO GOBIERNO
Sin embargo, las recomendaciones que da la Comisión de la Verdad no son de obligado cumplimiento, a pesar de que se presenta como un «instrumento de trabajo, una agenda de futuro o una agenda país», sino que será decisión de los próximos gobiernos el seguirlo.
«Pienso que por suerte entregamos esto en un momento políticamente favorable en el país, en el sentido que si bien venimos de una gran polarización, de una tensión muy grande, el momento actual está convocando a la aproximación, al diálogo», consideró el comisionado Saúl Franco, durante la rueda de prensa.
Franco, médico de profesión, aseveró «con franqueza» que si hubieran entregado este informe «a un gobierno que se burla de la paz, a un gobierno que no apoye efectivamente en la paz y que en la práctica la ha hecho trizas, creo que sería muy desesperanzador».
Y en ese sentido, el actual Gobierno, que iba a enviar al ministro de Interior, Daniel Palacios, al acto, finalmente ha optado por enviar a funcionarios de tercer rango como representación gubernamental.
Sin embargo, Petro, que el próximo 7 de agosto será investido presidente, envió un mensaje claro de que piensa tomar en cuenta lo dicho en el informe, aludiendo a que «hay expectativas de paz, de una paz grande (…) integral; de la posibilidad de pasar a una era de paz en la historia de Colombia».
Y esa paz no significa «simplemente cerrar unos conflictos para que empiecen nuevos conflictos armados, sino para que desaparezca el uso de las armas como el instrumento que desdice de las posibilidades del acuerdo, como el instrumento de la venganza».
La Comisión de la Verdad publicará en los próximos dos meses el resto del informe en un ejercicio de socialización hasta que acabe su mandato el 29 de agosto, y se instalará un comité de seguimiento y monitoreo, integrado por siete miembros, que observará la implementación de las recomendaciones.