Claves para gestionar el fin del teletrabajo - 800Noticias
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Redacción 800 Noticias

Tras meses de teletrabajo, muchas empresas vuelven a la presencialidad en septiembre, con lo que eso conlleva para algunas personas: ansiedad por volver a ver al jefe.

Esto puede ocasionar cierta inquietud y, si no se gestiona correctamente, generar una sensación de profundo malestar, rechazo hacia el hecho de incorporarse a la presencialidad, mal humor o incluso ansiedad.

Los psicólogos de ifeel, plataforma de apoyo psicológico para individuos y organizaciones, analizan cómo prepararnos para este momento y cómo mejorar la relación con nuestro jefe a largo plazo.

10 consejos para construir una relación positiva con tu jefe
No pretendas imposibles.
A veces la mejor manera de cuidar las relaciones es asumirlas como son y conservarlas en el punto en el que están.

Esto es lo que sucede cuando no tenemos la suerte de contar con un jefe agradable, solvente, abierto y disponible, sino con alguien con quien no encajamos y con el que siempre tenemos que esforzarnos para que fluya la comunicación.

No intentes cambiar a la gente.
Tu jefe tiene sus carencias (o características que a ti no te gustan) y algunas de ellas no van a transformarse en virtudes solo porque te empeñes en ello.

Por supuesto, no intentes hacer de jefe de tu jefe, dirigiendo sus actividades o sugiriéndole indirectamente cómo tiene que hacer su trabajo.

No busques amigos o padres en tus jefes.
A veces, en función de nuestras necesidades relacionales, buscamos inconscientemente establecer con nuestro jefe una comunicación que nos aporte diversión, reciprocidad, protección, guía…

Un jefe puede aportarnos todas esas cosas, por supuesto, pero debe hacerlo siempre desde su rol, no desdibujando los afectos y comportándose de manera demasiado desenfadada o sobreprotectora.

Aprende a manejar las asimetrías de la relación.
Por mucha confianza que tengáis, tu jefe es tu superior y hay que conservar ciertas distancias. Cada uno tenéis diferente responsabilidad dentro de la relación, no sois dos iguales que trabajan juntos.

En algún momento puede que las cosas se tuerzan, que tenga que ponerse serio contigo o que tengáis que afrontar la solución de un problema grave que os implica a ambos.

Si tenéis los roles bien diferenciados y no superáis ciertas barreras será más fácil fluctuar entre un registro serio y otro más distendido.

Dale seguridad.
Transmite confianza en ti mismo y comprensión de las instrucciones que se te dan y haz ver que tu trabajo está bien hecho.

No te dejes intimidar.
Algunos jefes pueden ser duros, inaccesibles o imponer mucho por su nivel de autoridad y conocimientos. Sea como sea, también son personas: se equivocan, enferman, se agobian, dudan…

Respetar a tu jefe no es vivir con miedo, sino saber observarle con sus cualidades y defectos para que os podáis comunicar de manera fluida.

No te desgastes tratando de impresionarle.
Es cierto que, sobre todo cuando acabamos de llegar a una empresa o cuando sentimos que por alguna razón nuestro rendimiento está en entredicho, apretamos el acelerador y queremos demostrar intensamente nuestras capacidades.

Aunque debemos saber vender bien lo que hacemos, a menudo nuestras capacidades se demuestran por los resultados que vamos produciendo. No hace falta estar continuamente reivindicándonos o intentando generar una impresión intensa en nuestros superiores.

Demuéstrale que le escuchas y entiendes.
Haz que tu jefe perciba que recibes con atención sus mensajes, comunícaselo y ponlos en práctica, es justo lo que necesita para sentirse bien contigo.

Informa de lo que te va bien.
Siempre que puedas, transmite a tu jefe directa o indirectamente qué actitudes funcionan mejor contigo y cuáles, en cambio, hacen que te pongas más nervioso y rindas peor.

A veces es tan sencillo como proponerle cuándo es mejor para ti hacer las reuniones semanales o cuánto tiempo necesitas exactamente para realizar una tarea concreta.

Comunícate desde la sinceridad.
Todos queremos manejar la información con habilidad y discreción para que no nos perjudique y para no molestar a nuestro jefe con cuestiones que no son asunto suyo, que él/ella no puede solucionar o que es mejor que resolvamos por nosotros mismos.

Sin embargo, la actitud idónea para que la relación funcione y haya confianza es ser sincero, admitir los errores, pedir ayuda antes de que las dificultades se conviertan en crisis y dar opiniones cuando se nos piden de una manera honesta y no hiriente.

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