Cinco pasos para conseguir unos pómulos esculpidos
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Existen otras técnicas más allá de la cosmética y la cirugía plástica que pueden ayudar a mantener un rostro definido y terso. ¿Has oído hablar de los masajes linfáticos? Es una práctica con origen en China que estimula la circulación a través de aceites faciales, movimientos sobre la piel del rostro y herramientas, como el ice roller, para drenar como el rodillo de jade o la piedra gua-sha. El masaje linfático, según los expertos, previene el envejecimiento prematuro de la piel (estas 10 claves también te ayudarán a cuidarla a partir de los 40), tensa los músculos, lo que contribuye a realzar el aspecto de la cara, en general.
Y es que el sistema linfático responde bien cuando le ayudamos de manera activa a realizar su actividad. Por esto, los masajes faciales permitirán que la piel funcione mejor y también mejora el tono y la tersura del rostro y esto se consigue a través de la eliminación de líquidos. Además, el masaje facial combinando ejercicios con las herramientas adecuadas, aumenta el colágeno -el responsable de la tersura de la piel, que se va perdiendo al cumplir años- y la elastina. El drenaje adecuado también reduce la hinchazón, elimina el estancamiento y producirá en la piel un brillo saludable.
La mejor parte es que decirle adiós a la mandíbula caída o a las bolsas debajo de los ojos es sorprendentemente fácil y rápido y se puede incorporar fácilmente a la rutina de belleza en casa. Eso sí, para lograr resultados visibles se debe ser constante con estos cinco pasos.