“Chuo” Torrealba pide no creer en la palabra de Nicolás Maduro
Nota de Prensa
El secretario ejecutivo de la Unidad Democrática, Jesús Chuo Torrealba, hizo este viernes un llamado a no creer en la palabra del presidente Nicolás Maduro, pues “vale lo mismo que un billete de cien bolívares”, mientras que el humorista Laureano Márquez pidió a la población tener confianza en la dirigencia opositora que está sentada en la mesa de diálogo con el gobierno, para encontrar una salida pacífica y electoral a la crisis que sufre el país.
Entrevistado por Torrealba en su programa radial matutino la Fuerza es la Unión, Márquez informó que no es el autor de un texto que se le atribuye y que anda circulando por las redes sociales, aunque señaló que sí está inspirado en un tuit suyo. “Ya es muy común que circulen cosas en las redes que se las atribuyan a uno. Le ha pasado a Leonardo Padrón, a mí y a muchos otros”, dijo.
“Ese escrito, efectivamente, está basado en un tuit que yo puse, y a partir del cual alguien hizo un comentario, pero está hecho en un tono que no es mi estilo. Yo no uso palabras como que `hay que tener bolas´. Esas expresiones me parecen más bien propias del mundo que uno quiere cambiar, no del mundo al que uno quiere llegar. Yo no quiero un mundo que tenga `bolas´, sino uno que tenga cultura, que tenga pensamiento, que tenga espíritu”, precisó Márquez.
“Ese escrito sí se basa en el espíritu, propósito y razón de mi tuit. Yo sí creo que nosotros los venezolanos tenemos que ser un poquito más asertivos, que tenemos que tener un poquito más de coherencia. No podemos pasar con tanta facilidad de tener héroes a tener traidores si la acción no se hace a la medida de lo que yo tengo como expectativa. Tenemos que confiar un poco más en nuestra gente, sabiendo además que nuestra gente tiene contradicciones. Debemos asumir que ese liderazgo tome decisiones y que actúe en ese acontecer político y cotidiano en el que uno no está involucrado. Debemos tener confianza en la gente a la que nosotros estamos apostando para un cambio en el país”, agregó.
Al analizar la actual coyuntura del país, utilizó una frase del poeta venezolano Andrés Eloy Blanco: “estamos viviendo los años más oscuros de nuestra Historia”, período que, aseguró, ni siquiera es comparable con el de la Guerra de Independencia, cuando el petróleo no llegó a valer cien dólares el barril porque aún no se producía en el país.
“Correlativamente al tiempo histórico y a lo que le ha ingresado a Venezuela, este es el tiempo más oscuro no solamente en lo económico. Es el tiempo más oscuro en lo político, en la intolerancia política, en la exclusión del otro, en la negación de toda posibilidad democrática. Estamos enfrentando una cosa que no es normal, que incluso es difícil de explicar al que no lo ha vivido”, apuntó el también politólogo.
“Lo que le digo a la gente es que estamos viviendo los años más oscuros pero que hay esperanza, y la esperanza está en ese ciudadano honesto que sale a trabajar y está construyendo un país de honestidad, frente al corrupto que se choreó los millones y los tiene en Andorra. El peor negocio de la historia es chorearse los reales del pueblo, porque pasará a ser eternamente un sinvergüenza. Lo más extenso que tenemos nosotros es la eternidad y lo más corto que tenemos es la vida. Vale la pena una vida digna, vale la pena una vida de trabajo y de honestidad”, señaló.
Asimismo, destacó la importancia de tener fortaleza de espíritu en este momento oscuro del país. “Tenemos que estar muy atentos con eso. Hay que saber muy bien contra qué forma espiritual estamos luchando para no convertirnos nosotros en aquello que queremos cambiar. Porque si cambiando lo que nos parece horrible nuestra alma se transforma en algo horrible, y comienza a hacer las mismas cosas que los otros están haciendo, entonces habremos perdido la batalla aunque Maduro y toda su gente se vayan”, advirtió.
¿Maduro? ¡Guácala!
Al referirse a las palabras de ayer del presidente Maduro, quien en una cadena radial y de televisión señaló que la oposición no volverá a llegar a Miraflores “ni con balas ni con votos”, Torrealba hizo un llamado a no hacerle caso, aunque reconoció la gravedad de su contenido por venir de quien ocupa en este momento la presidencia de la República.
“Cuando se trata de Maduro hay que entender que eso es como un billete de cien, que hoy no vale nada, no compra nada. Lo mismo ocurre con la palabra de Maduro: no vale nada. Ni para lo bueno ni para lo malo. Esas amenazas no valen nada. Cada vez que hable en ese tono, acuérdense de ese mismo pendenciero cuando dijo `vamos a ganar las elecciones como sea´, con una cara que pretendía ser feroz. `Guácala´, como dicen los muchachos hoy en día”, precisó Torrealba.
“No hay que perder tiempo en eso, sino que hay que avanzar”, agregó, para pasar a enviarle un mensaje a las personas que “con buena intención, que es la mayoría, porque el resto son infiltrados del gobierno, cuestionan el diálogo con el gobierno”, el mismo que mientras está sentado en la mesa, agrede a los estudiantes como lo hizo ayer con la comunidad de la Universidad Católica del Táchira.
“A quienes dicen que con dictadura no se dialoga, que con criminales no se dialoga, les invitó a pasearse por los barrios, donde vive el 54 % de la población venezolana. El país de los barrios es muy grande, alcanza a unas 170 mil hectáreas donde viven unas 16 millones de personas. Allí, cotidianamente, se viven experiencias muy duras. Por ejemplo, secuestran camioneticas de pasajeros, a veces con pasajeros y todo, y piden rescate para liberarlos. Y el barrio tiene que hacer una colecta, una vaca, y hacer contacto con los secuestradores y negociar con ellos para recuperar tanto el vehículo como a los pasajeros con vida. Vayan a decirles a los habitantes de los barrios que con secuestradores y delincuentes no se dialoga”, contó.
Asimismo recordó que este régimen es producto de las decisiones tomadas por el pueblo. “Yo jamás voté por (el expresidente Hugo) Chávez, y estoy opuesto a este régimen no desde 1999, sino desde 1992, desde aquella madrugada en que intentaron el sangriento golpe de Estado. Pero tengo que reconocer como venezolano que esto que está ocurriendo en nuestro país ni es una maldición gitana, ni es una invasión extraterrestre, ni es una enfermedad que cayó del cielo. Esto es producto de las decisiones que hemos tomado como sociedad. Y eso tiene su lado bueno, porque si nosotros nos metimos en esto, nosotros también podemos salir”, agregó.
Se dialoga hasta con malandros
“Se dialoga cuando hace falta. ¿Y cuándo hace falta? Cuando hay conflicto. ¿Con quién se dialoga? Con la contraparte del conflicto. ¿Que son corruptos? Sí. ¿Que son violadores de los Derechos Humanos? Sí. ¿Que son represores? Sí. Pero son los que están en la acera del frente”, explicó.
Asimismo señaló que como el gobierno no tiene palabra y no se puede confiar en él, la oposición tuvo que buscar “un fiador, un garante, ante el cual tenga sentido dialogar. Por eso está aquí el Vaticano, el mediador con mayor entidad moral del todo el hemisferio occidental, y está presente porque lo llamamos nosotros, no lo impuso el gobierno, que no lo quería aquí”, añadió.
En tal sentido reiteró los objetivos que persigue la Unidad Democrática en la mesa de diálogo, y que se resumen en cuatro áreas fundamentales, todas de la misma importancia: electoral, Derechos Humanos, económica y social y la institucional.
En materia electoral se busca una salida electoral a la crisis en el corto plazo. “Y el corto plazo es ya. A mí manera de ver, lo ideal sería la reactivación del referendo revocatorio en 2016. Si no es eso, construyamos un escenario político para el adelanto de las elecciones presidenciales. Pero este gobierno no aguanta más, y este país ya no aguanta más a este gobierno, pues no garantiza ni la gobernabilidad política, ni la estabilidad económica, ni la convivencia social. Este gobierno no le es útil a nadie y por eso se impone que el primer objetivo sea, precisamente, la salida por la vía electoral”.
En el área de los Derechos Humanos el propósito es la libertad de todos los presos políticos, el regreso de todos los exiliados y el cese de todos los procesos judiciales o administrativos de persecución política.
En materia económica y social se busca detener la espiral de hambre que se está viviendo en el país. “Tenemos que lograr la apertura de un canal humanitario o como quiera llamarlo el gobierno. Si no quiere hablar de crisis humanitaria que le ponga otro nombre, ese no es el problema. El problema es que hay gente muriendo de hambre y por falta de medicinas”, refirió.
Finalmente, el tema institucional. “Este es un país donde las instituciones o no existen o funcionan al contrario de lo que deberían hacer. Tenemos un Consejo Nacional Electoral que en lugar de organizar elecciones, las sabotea. Tenemos un Tribunal Supremo de Justicia que en vez de administrar justicia, imparte venganzas. Tenemos una Asamblea Nacional, que es la sede de la representación nacional, el poder más legítimo de la República porque allí están instalados los representantes de todos los partidos y de todos los estados, que está prácticamente execrado, sitiado, y amordazado por el poder corrupto”.
Por estas razones “es que hay que sentarse a la mesa (…) Si esto fuera perfecto, si no agredieran a los estudiantes, si no hubiera presos políticos, si no hubiera ladrones dilapidando el tesoro público, no haría falta el diálogo (…) Estaríamos en un país normal, que funciona de manera normal. Pero no es así, estamos en presencia de un régimen malandro que devino en dictadura al bloquear la salida electoral. En consecuencia, el pueblo venezolano, la nueva e inmensa mayoría que hoy somos, tiene que utilizar todos los instrumentos que tenemos a mano para lograr nuestro propósito: la calle, el Parlamento, y el diálogo”, concluyó.