China quiere reconciliarse con las tecnológicas
EFE
China parece haber puesto punto y final a la campaña reguladora que puso patas arriba el sector digital durante más de dos años, y ahora el objetivo de Pekín es volver a ganarse la confianza de las tecnológicas, de gran importancia para la vacilante recuperación económica nacional.
El pasado viernes, el regulador del mercado de valores y el banco central dieron por zanjada la época de «rectificación centralizada» de las empresas de internet y aseguraron que la situación volverá a ser de «supervisión normal»: «Actualmente, la mayoría de los aparentes problemas en los negocios financieros de las plataformas digitales han sido rectificados».
En el mismo comunicado, los reguladores anunciaban la imposición de una multa del equivalente a unos 994 millones de dólares a Ant Group por el «negocio ilegal» de su división de microfinanciación para asistencia mutua Xianghubao, clausurada a finales de 2021.
La sanción es una de las más abultadas para una compañía digital en la historia de China, aunque quedó por debajo de lo esperado, ya que algunos medios internacionales habían avanzado que su montante superaría los 1.116 millones de dólares.
«La multa debería ser el capítulo final de la campaña reguladora contra Ant Group, lo que acabará con las incertidumbres en la empresa y le permitirá desarrollar nuevas líneas de negocio», anticipó Louis Tse Ming-kwong, director de Wealthy Securities, citado por el diario hongkonés South China Morning Post.
La prueba de que los reguladores no estaban mirando únicamente a Ant Group es que ese mismo día también impusieron otra multa a Tenpay, filial de pagos electrónicos del gigante digital Tencent, por valor de unos 417 millones de dólares, tras lo que la compañía consideró finalizada la intervención gubernamental.
Pekín ahora elogia a las digitales
En uno de sus ya habituales giros de narrativa, las autoridades chinas parecen centradas ahora en volver a ganarse la confianza del sector, con organismos gubernamentales elogiando a las grandes digitales en una nueva señal de un aparente cambio de actitud para con estas empresas.
La Comisión Nacional de Reforma y Desarrollo (CNRD, el principal órgano de planificación económica del país) reconoció la contribución de Tencent y Meituan al desarrollo de chips de inteligencia artificial o robots industriales, y la de Alibaba en las tareas de innovación y transformación de los sectores agrícola y de servicios.
Las empresas de lo que Pekín denomina ‘economía de las plataformas’ «no solo han conseguido sustanciosos retornos de sus inversiones, sino que también han impulsado los esfuerzos de autosuficiencia científica y tecnológica de alto nivel (…) y han contribuido a la promoción de un desarrollo (económico) de alta calidad», apuntó este miércoles la CNRD.
A esto se sumó, también esta semana, una reunión del nuevo primer ministro, Li Qiang, con representantes de tecnológicas como Alibaba, Meituan, Bytedance -desarrolladora de TikTok- o Xiaohongshu, con las que debatió sobre el desarrollo «saludable y sostenible» del sector.
«La ‘economía de las plataformas’ emergió junto con el desarrollo de su tiempo, aportando espacios para una demanda creciente y un nuevo motor para la innovación», indicó el primer ministro, citado por la prensa oficial.
El encuentro fue recibido con entusiasmo por los inversores, ya que, al día siguiente, el índice que sigue a los principales valores tecnológicos en la Bolsa de Hong Kong subía nada menos que un 3,82 %, impulsado precisamente por Tencent (+2,88 %), Alibaba (+3,23 %) o Meituan (+5,73 %).
Un final anunciado
Las principales compañías de internet se han enfrentado desde finales de 2020 al escrutinio de las autoridades, una campaña que, según South China Morning Post, tan solo un año después ya había provocado que estas perdieran en torno a un billón de dólares de valor bursátil, lo que también se tradujo en la destrucción de decenas de miles de puestos de trabajo en el sector.
Firmas como Alibaba, Tencent, Meituan o Didi se enfrentaron a importantes multas en nombre de iniciativas antimonopolio o de seguridad de datos, pero lo que verdaderamente dio el pistoletazo de salida a la campaña reguladora fueron las críticas públicas del fundador de Alibaba y en ese momento hombre más rico de China, Jack Ma, a los reguladores.
En respuesta, las autoridades suspendieron abruptamente, tan solo 36 horas antes de producirse, la salida a bolsa de Ant Group, que iba a ser la mayor de la historia -le hubiera reportado 34.500 millones de dólares y hubiera situado su valoración en unos 314.000 millones de dólares- y que ahora podría reactivarse, aunque la compañía anunció recientemente un plan de recompra de acciones que la valoraba en un 70 % menos que antes de la frustrada operación.
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En enero de este año, Ant Group dio uno de los principales pasos a la hora de completar las ‘rectificaciones’ exigidas por el Gobierno: la disolución del poder de voto de Ma, lo que fue visto por muchos analistas como el principio del final de la campaña reguladora. En palabras de la consultora Trivium China: «La campaña comenzó con Jack Ma y termina con Jack Ma».
En marzo, esa misma firma se refirió otra vez a Ma como pieza clave del rompecabezas, ya que volvió a aparecer en público en China tras adoptar un perfil bajísimo a partir de su enfrentamiento con las autoridades: «Los legisladores esperan que su regreso desde el extranjero impulse los esfuerzos para recuperar la confianza del sector privado este año».
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