China fija objetivos para el primer año después del fin Covid-19 - 800Noticias
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EFE

China fijó este 5 de marzo  en la principal cita política anual del país sus objetivos económicos y políticos para el primer año tras el fin de la política de «cero covid», en los que prima un énfasis en la estabilidad como piedra angular de la recuperación.

El saliente primer ministro, Li Keqiang, avanzó una hoja de ruta anual del país en su informe de gestión gubernamental, que leyó en el enorme Gran Palacio del Pueblo, situado en la plaza de Tiananmen, durante la inauguración de la sesión de la Asamblea Nacional Popular (ANP, Legislativo), la principal conferencia política anual del país.

La estabilidad, «esencial»

Li anunció un objetivo de crecimiento económico de «en torno a un 5 %» para este año en el gigante asiático, meta que cumple con lo vaticinado por los analistas y que sigue la línea del establecido el año pasado, de entre un 5 y un 5,5 %, aunque finalmente China creció un 3 % tras las duras restricciones de su política de ‘cero covid’ ante las peores olas de contagios.

«Este año es esencial priorizar la estabilidad económica y buscar el crecimiento», exhortó Li, quien recordó que «los cimientos de un crecimiento estable (todavía) necesitan ser consolidados».

La meta de crecimiento del índice de precios al consumo (IPC) quedó limitada a cerca del 3 %, tasa idéntica a la fijada para 2022, cuando finalmente aumentó un 2 %.

Aumento de 7,2 % del gasto en defensa

El país asiático aumentará su gasto de Defensa un 7,2 % este año hasta los 1,53 billones de yuanes (224.384 millones de dólares, 210.685 millones de euros) después de que la partida creciera un 7,1 % en 2022.

Li se refirió al conflicto con Taiwán y advirtió de que China luchará «decididamente» contra la «independencia» taiwanesa, tras un año en el que la visita a la isla de la entonces presidenta del Legislativo estadounidense, Nancy Pelosi, elevó la tensión en el estrecho a máximos inéditos en años.

Más allá de citar un «tempestuoso entorno internacional», Li no mencionó la guerra en Ucrania, sobre la cual Pekín emitió recientemente una declaración que pide el respeto a la soberanía de todos los países y un alto el fuego, propuesta criticada por Occidente por poner en el mismo plano «al agresor y al agredido».

Cuarentenas y barreras para corresponsales

Dado que la pandemia «no ha acabado», China debe ahora asegurarse de que su gestión es «más efectiva y científica», declaró Li, cuyas palabras suponen un paso más en el desmantelamiento de la política de ‘cero covid’ comenzado en diciembre tras casi tres años de restricciones.

Pese al cambio de estrategia, el cónclave se celebra todavía bajo medidas anticovid: los asistentes, excepto los lideres de mayor rango, llevan mascarillas y los reporteros debieron realizar una prueba PCR el día anterior y guardar cuarentena en un hotel designado por la organización, como en las reuniones legislativas de los últimos años y el XX Congreso del Partido Comunista Chino (PCCh) en octubre pasado.

Asimismo, numerosos corresponsales de países occidentales fueron vetados de la inauguración pese a contar con una acreditación.

La situación contrasta con la presencia de decenas de informadores llegados desde otros países expresamente para cubrir el evento y que han viajado a China invitados por las autoridades y en algunos casos con todos los gastos pagados, según contrastó EFE.

Fuertes medidas de seguridad

La reunión, que concluirá el 13 de marzo, comenzó bajo una intensa contaminación en Pekín, al contrario que en otros años en los que las reuniones políticas de alto nivel eran sinónimo de cielos azules en la capital china.

Sí se mantiene constante la fuerte presencia policial en la plaza de Tiananmen y sus calles aledañas, a la que se añade esta vez una legión de vigilantes en los puentes de Pekín a raíz de que el pasado octubre, durante el XX Congreso del PCCh, un hombre colgó unos carteles en un puente de una autopista en los que criticaba la política de ‘cero covid’ y pedía elecciones libres, tras lo cual fue arrestado.

En 2018, la ANP aprobó una enmienda constitucional que eliminaba el límite de dos mandatos consecutivos de cinco años cada uno para los presidente chinos, decisión que permitirá a Xi Jinping, que fue nombrado presidente en 2013, renovar su mandato en este cónclave político.

El pasado octubre, Xi revalidó su puesto como secretario general del PCCh para un tercer mandato inédito entre sus predecesores inmediatos.

Está previsto que durante la reunión de la ANP los diputados aprueben también el nombramiento de Xi como jefe de las Fuerzas Armadas, prolongando así el control del mandatario sobre los tres brazos del poder: el Estado, el Partido y el Ejército.

 

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