Chile atrasa sus relojes una hora por inicio del invierno
EFE
Los chilenos deberán atrasar sesenta minutos sus relojes en la medianoche de este sábado, excepto en la región de Magallanes y la Antártica, al comenzar a regir el llamado «horario de invierno».
La iniciativa significa que el país suramericano de 18 millones de habitantes quedará con una diferencia de cuatro horas respecto a la hora internacional de Greenwich (GMT), en lugar de las tres que rigen durante el verano.
En el territorio insular occidental, que abarca la Isla de Pascua e Isla Sala y Gómez, en el Pacífico, también deben atrasarse los relojes y quedarán con una diferencia de seis horas respecto a la GMT.
Según las autoridades, esta vez, el «horario de invierno» se extenderá de tres a cinco meses y finalizará a las 00.00 horas del próximo 7 de septiembre.
La ministra de Energía chilena, Susana Jiménez, dijo a los periodistas que con esta modalidad «hemos querido privilegiar la hora de luz en la mañana, que va en directo beneficio del bienestar de las personas y, sobretodo, de nuestros niños, que deben llegar al colegio con luz de día para iniciar su proceso de aprendizaje».
A partir de 1966, el organismo responsable de mantener la hora oficial en Chile ha sido el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada de Chile (SHOA), con sede en Valparaíso.
Durante la gran sequía de 1968, el Gobierno de Eduardo Frei Montalva (1964-1970) decidió implantar el cambio de hora como una medida temporal para enfrentar la falta de lluvia de ese año, sin embargo se repitió en los años sucesivos, con algunas variaciones en su extensión.
Los cambios de hora afectan también la programación de los vuelos de las diversas aerolíneas.
Ya en ocasiones anteriores, LATAM Airlines acusó que más de cuatro mil viajes se vieron afectados, ya que la alteración del horario obligó a la aerolínea a ponerse en contacto con unos 230.000 pasajeros.
De acuerdo a la Asociación Chilena de Empresas de Tecnología de Información, los costes para algunas empresas pueden ascender hasta unos 150.000 dólares.
En mayo de 2016, el SHOA informó que instaló un ‘software’ en su sistema para evitar ataques de piratas cibernéticos.