Castro accionó el gatillo | Miles murieron en el paredón de la Revolución cubana
Agencias
Unas 8.190 personas han sido asesinadas por el régimen de Fidel Castro desde su llegada al poder en 1959, y otras 200 han desaparecido, dijo este martes en Madrid María Werlau, directora ejecutiva de Archivo Cuba, un proyecto dedicado a documentar los crímenes de gobierno cubano.
De acuerdo con una investigación del Archivo, de los 8.190 muertos, 5.775 fueron ejecutados y 1.234 asesinados extrajudiciales. Otros 984 fueron víctimas de homicidios provocados dentro de las prisiones, informó Europa Press.
«El régimen de Castro ha mostrado desde sus comienzos un profundo desprecio por la vida humana», dijo Werlau al presentar los resultados de la investigación en Madrid, durante una conferencia de prensa en la que estuvo acompañada por el presidente de la Asociación Iberoamericana por la Libertad, Antonio Guedes, y los periodistas españoles Rosa Montero y Hermann Tertsch.
Las muertes «comenzaron con procesos sumarios y ejecuciones masivas en el paredón, que eran difundidos por los medios de comunicación para crear miedo», afirmó Werlau, según EFE.
De acuerdo con los testimonios recogidos, murieron campesinos, mujeres embarazadas, extranjeros e incluso hubo miembros del propio aparato comunista, «cuyos cadáveres se paseaban y eran insultados, como método de propaganda interna».
Después, añadió, «Castro se dio cuenta de que tenía que cuidar la imagen internacional» y «ya no le convenía llevar a cabo esas ejecuciones masivas porque el miedo ya estaba instaurado y podían hacerlo cuando quisieran».
La directora ejecutiva de Archivo Cuba explicó que el proyecto documenta los casos de su registro a través de indagaciones y entrevistas a familiares de las víctimas.
La cifra de homicidios comprobada hasta ahora evidencia que durante el mandato Castro han muerto «más personas que durante la dictadura de (Augusto) Pinochet (en Chile)», afirmó.
Según Werlau, el número de víctimas bajo el actual régimen cubano es aún mayor que la revelada por la investigación, pero el proceso de documentación es lento y ambicioso.
El registro no sólo busca reflejar las muertes que se han producido desde 1959, sino ampliar sus datos hasta el año 1952, cuando comenzó la dictadura de Fulgencio Batista, para que «todos sean considerados como víctimas y no haya rencor», dijo.
«Yo quiero contar la historia de las víctimas, que ellas hablen por sí mismas», afirmó Werlau, que desarrolla desde 2001 la investigación junto con el profesor Armando Lago. Archivo Cuba expone sus resultados en el sitio www.archivocuba.org.
Las investigaciones del proyecto revelan que muchos niños han sido blanco del «sistema represivo». Hasta el momento existen 93 casos documentados.
La causa de estas muertes han sido en su mayoría los asesinatos extrajudiciales (31), seguido de 27 asesinatos por intentar huir de Cuba (tres de ellos accidentales); 22 por ejecuciones, 12 por haber sido considerados «rebeldes en combate», y un caso por negligencia médica dentro de una prisión.
Por otro lado, hasta el momento 216 mujeres y niñas han muerto «por razones políticas». La mayoría cuando intentaban salir de la Isla de forma ilegal y fueron interceptadas por guardafronteras cubanos que dispararon contra las embarcaciones.
En cuanto a las prisiones, la investigación ha revelado 159 asesinatos, 209 muertes por negligencia médica, 264 suicidios, 21 accidentes y 331 por «supuestas causas naturales«.
«La tasa de muerte en los presidios es mayor que la del resto de la población», dijo Werlau.
La ley cubana vigente contempla la posibilidad de aplicar la pena de muerte en 112 delitos. Es la medida que «desde siempre» ha asumido el régimen de Castro para advertir a los ciudadanos que «ellos son los únicos que mandan ahí y hacen lo que quieren», comentó.
Las cifras reveladas por Archivo Cuba este martes no incluyen a personas que han fallecido al intentar escapar de la Isla por vía marítima. No obstante, señaló Werlau, aunque no existen estadísticas precisas al respecto los cálculos apuntan a unas 20.000 muertes por esa causa.
Werlau criticó «el silencio» que mantienen algunos sectores sociales de varios países ante «estos crímenes contra la humanidad».
Lamentó que, pese a las reiteradas denuncias de la disidencia cubana en foros internacionales, todavía «existe un profundo desconocimiento del enorme costo en vidas de la llamada revolución cubana y esto, de alguna manera, contribuye a que persevere la ignorancia sobre la esencia violenta del régimen de Castro».
A ello, dijo, se une la fuerza de la propaganda castrista «que invierte millones de dólares y lleva una campaña de relaciones públicas en el mundo muy buena», en contraste con «las rencillas tontas» del exilio, que distancian a los cubanos «de dentro y de fuera».