Casi 150 muertos en ataques de Boko Haram en el noreste de Nigeria
Maiduguri, Nigeria | AFP | Casi 150 personas murieron en ataques perpetrados por presuntos militantes del grupo islamista Boko Haram en aldeas del noreste de Nigeria, entre ellas niños y adultos que rezaban en las mezquitas y mujeres que preparaban la comida en sus hogares.
Según informaron este jueves testigos presenciales, decenas de rebeldes atacaron tres aldeas remotas del estado de Borno en la noche del miércoles, matando a sus residentes e incendiando sus casas.
Se trata de la jornada más sangrienta de ataques del grupo extremista desde que el presidente Muhamadu Buhari asumió el poder en mayo.
En total, 97 personas murieron en un ataque en la aldea de Kukawa, cerca del lago Chad, en el noreste de Nigeria, informaron testigos.
En otras dos aldeas cercanas a la ciudad de Monguno, en la misma región, hombres armados mataron a 48 personas e hirieron a otras 11, según dijeron a la AFP un responsable local y testigos de los hechos.
El primer ataque se produjo el miércoles , cuando unos cincuenta hombres armados sospechosos de pertenecer al grupo islamista Boko Haram abrieron fuego contra los fieles que oraban en las mezquitas del pueblo, poco después de que terminara el ayuno, en pleno mes de Ramadán, según los testigos.
«Los terroristas atacaron primero a los fieles musulmanes que rezaban en varias mezquitas», explicó Babami Alhaji Kolo. «Luego se encaminaron a las casas, donde dispararon contra las mujeres», añadió.
«Algunos de los terroristas se quedaron para incendiar los cadáveres y otros se dirigieron hacia las casas y dispararon a diestro y siniestro contra las mujeres que preparaban la comida», continuó Kolo.
«Puedo aseguraros que los asaltantes mataron al menos a 97 personas», declaró otro testigo, que también respondía al nombre de Kolo, y dijo haber perdido a su tío, Modu Mustafá Baga, uno de los responsables del distrito, en este ataque.
«Mataron a sus hijos, al menos a cinco de ellos, y prendieron fuego a su casa», relató desde Maiduguri, la capital del estado de Borno, donde se refugió junto a otros testigos.
Otro testigo, Kwantami Amodu, un pescador del pueblo, también aseguró que había contado 97 cadáveres.