Casa resurge intacta de las cenizas del volcán de la Palma - 800Noticias
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Agencias

Vicente Leal  palmero de «pura cepa», no solo por su marcado acento sino porque está entregado a lo que se ha convertido en una causa desde que un volcán explotó « en su cara » como narró él a ABC, el 19 de septiembre de 2021.

Su casa está intacta después de pasar meses y meses aguantando el peso de la ceniza que «escupía» el volcán de Cumbre Vieja, pero él cambia de tema cuando se le pregunta por aquella época en la que hablaba y se le empañaban los ojos de lágrimas. Vicente prefiere hablar de la situación en que quedó la Palma tras la erupción y que parece que no se terminar de resolver.

Él se vuelca con su gente, con sus vecinos: «Seguimos en la lucha, estamos haciendo presión y lo vamos a lograr; han actuado de espaldas a nosotros y no lo vamos a permitir, hay que reconstruir con nosotros porque esto es nuestro y lo que perdimos también es nuestro», sentencia. Vicente se queja de que la ayuda no es suficiente, de que el valor del suelo está disparado y emplaza a los ayuntamientos a que cedan espacios de forma gratuita a los afectados para que les quede dinero para construir.

Cuesta llevarlo al tema, pero finalmente, se centra en su vivienda. Cuando se le pregunta qué sintió cuando vio su casa prácticamente despejada de toneladas de ceniza que cubrieron los cuatro metros y medio de altura que tiene su hogar, asegura: «Si te pusiste contenta tú que las has visto, imagínate yo y multiplícalo por mil», relata al otro lado del teléfono. «El trabajo en la casa ha sido de las máquinas, de los voluntarios, de los amigos y mío, pero después me dejaron solo. Yo solo descubrí las ventanas de mi casa que miran al este y al norte, yo solo moví solo un montón de metros cúbicos de piroclastos», cuenta ensimismado.

Este palmero confiesa que no le sorprende haber visto la casa entera pese a que tenía tres metros de ceniza encima: «Siempre dije que si la lava no pasaba por allí no la hundiría, y la lava no pasó». Su certeza estaba basada en los materiales y, sobre todo, en el amor con el que construyó la casa hace ya treinta años: una casa de 120 metros cuadrados (contando el estudio), cuatro metros y medio de altura y 7.000 de terreno. «Tiene mampostería de piedra, es decir, basalto que es muy costoso, y que no es fácil de trasladar ni de trabajar para colocarlo; también tiene vigas de madera», relataba a ABC cuando su casa estaba totalmente sepultada y solo asomaba una pequeña chimenea de lo que en su día fue casi una mansión.

A Vicente hoy no lo dejan entrar a su casa. De la noche a la mañana le cerraron las puertas y no le dijeron por qué, ni sabe quién dio la orden. Está esperando impaciente una respuesta: «Es mi medio de vida, mi empresa…Mi casa tiene licencia para ser una villa turística y nadie me dice nada», dice indignado. «Antes de finales del mes próximo saldrá el borrador donde figuran las directrices de cómo será la reconstrucción y finalmente sabremos qué zona se va a proteger». Él teme que la suya sea esa parte protegida y que por eso no pueda volver a habitar la casa. Y es que el hogar de Vicente está en San Nicolás, la conocida como ‘Pompeya de la Palma’, en Las Manchas de Arriba, en el municipio de El Paso y la más cercana al volcán de las cubiertas por la ceniza (a unos 200 metros de la boca).

San Nicolás es casi más impresionante que el propio volcán. Un auténtico desierto de ceniza, como un manto perfecto e inmaculado que cubre kilómetros y kilómetros de terreno, de casas y hasta de un cementerio. En lo peor de la erupción se podía caminar, literalmente, encima de los tejados…

Una casa despejada de ceniza pero sin suministros

Vicente está contento de tener su casa ‘sana y salva’ pero sabe que queda mucho por hacer. «Para habitar la casa se necesitan suministros: agua, luz y acceso que es lo que tenía antes, y mi primera prioridad es esa: quedarme en la casa, vivir en ella y explotarla como tenía pensado como villa turística», recuerda. «Si no habilitan los suministros significará que no me van a dejar vivir en la casa y entonces habrá que negociar otras opciones: poner en marcha algún proyecto que tengo en mente o negociar un precio». Y aunque sabe que la zona es muy codiciada y que cientos de personas se acercan a verla parece que su obsesión es recuperar su hogar, no hacerse rico con ella. «Si esto en lugar de Vicente fuera de un alto cargo estaría lista para habitar», sentencia.

 

POr ABC.es

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