Casa Blanca asegura que no hay pruebas de complot de campaña de Trump y Rusia
EFE
La Casa Blanca reafirmó este lunes que no hay pruebas de un supuesto complot entre la campaña del ahora presidente estadounidense, Donald Trump, y el Gobierno ruso para interferir en los resultados de las elecciones de noviembre pasado.
El portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, insistió en su rueda de prensa diaria en que no hay evidencias al respecto, después de que el director del FBI, James Comey, confirmara en una audiencia en el Congreso que esa agencia está investigando el asunto.
Comey afirmó ante los congresistas que el FBI está indagando sobre la naturaleza de los vínculos entre el equipo de Trump y el Gobierno ruso, y si hubo “alguna coordinación” entre los esfuerzos del Kremlin y la campaña del magnate para tratar de influir en las elecciones del pasado 8 de noviembre.
“Eso incluye investigar la naturaleza de cualquier vínculo entre individuos asociados con la campaña de Trump y el Gobierno ruso, y si hubo alguna coordinación entre la campaña y los esfuerzos de Rusia”, señaló Comey en su declaración de apertura ante el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes.
De acuerdo con Spicer, “nada ha cambiado” tras la celebración de la audiencia de ese comité, ya que estar investigando esa presunta connivencia entre el equipo de Trump y Rusia “y tener prueba de ello son dos cosas distintas”.
El portavoz enfatizó que congresistas que han recibido información del FBI e incluso James Clapper, quien fue director nacional de inteligencia en el Gobierno del expresidente Barack Obama, han dicho que no han encontrado indicios de complicidad entre la campaña de Trump y Rusia.
Horas antes de la audiencia celebrada este lunes, Trump negó en una serie de mensajes en su cuenta personal de Twitter que su campaña se aliara con Rusia para interferir en las elecciones de noviembre pasado. Enfatizó que Clapper y “otros” han dicho que no hay pruebas de que él “haya conspirado con Rusia”.
En otro tuit, el mandatario aseguró que la “historia rusa” fue “inventada e impulsada” por los demócratas para gestionar “una campaña terrible”.
Las conclusiones a las que han llegado los servicios de inteligencia estadounidense es que sí hubo injerencia rusa en las elecciones, a través de ataques informáticos contra el Partido Demócrata y la campaña de su candidata presidencial, Hillary Clinton, con el objetivo principal de beneficiar a Trump.
Lo que sigue siendo una incógnita es si hubo colaboración entre la campaña de Trump y el Kremlin para orquestar esa injerencia.