Capriles: Al gobierno no le quedó otra que reconocer que tiene presos de conciencia
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El exgobernador del estado Miranda, Henrique Capriles Radonski, sostiene que el drama que vive Venezuela tiene graves consecuencias «y la tentación de mantenerse pegado a una agenda política no afín, nos hace correr el riesgo de desconectarnos de lo que se vive en los hogares donde el dinero no alcanza para comer».
Capriles criticó que los presos políticos hayan sido expuestos a las cámaras. «Los presos políticos tienen que estar todos en libertad y para ello es absolutamente innecesario someterlos a las cámaras, o a un guión que queda por ver si efectivamente responde a una intención honesta de cesar en las persecuciones o si una vez más se trata de nuevo de distraer a nuestro Pueblo sobre la tragedia económica y social que viven sin que el Gobierno haga algo para solucionarla».
«No dejemos que el gobierno maneje a su antojo la agenda para poder esconder la basura debajo de la alfombra. Porque aquí, en este mismo país donde al gobierno no le quedó otra que reconocer que tiene presos de conciencia, también hay un pueblo muriéndose de hambre y comiendo de la basura, padres y madres de familias trabajadoras que ni sumando todos sus sueldos logran que les alcance el dinero».
A continuación la columna completa:
Hace un par de días, después de comentar con algunas personas el impresionante impacto de la hiperinflación generada por quienes están en el poder, una muchacha que no debe tener más de treinta años me hizo la siguiente pregunta: “Capriles, ¿a quién le resulta rentable todo este desastre?”
Esa pregunta me la hizo justo el día en que el gobierno reculó sobre el proceso de reconversión monetaria que pretende que los venezolanos nos comamos el cuento de que quitarle otros tres ceros a la moneda va a resolver algo más que las operaciones matemáticas millonarias que tiene que sacar una madre venezolana cada vez que intenta hacer mercado.
Ahora, después de ese fracaso estrepitoso que se avecinaba con la implementación del nuevo cono monetario, las autoridades económicas se siguen haciendo los locos y miran para otro lado.
Mientras tanto, el aparato comunicacional del gobierno quiere disfrazarse de buen samaritano, utilizando a los presos políticos para que se hable de ese tema y creyendo que con el espectáculo que han montado al pueblo se le quita el hambre.
Los presos políticos tienen que estar todos en libertad y para ello es absolutamente innecesario someterlos a las cámaras, o a un guión que queda por ver si efectivamente responde a una intención honesta de cesar en las persecuciones o si una vez más se trata de nuevo de distraer a nuestro Pueblo sobre la tragedia económica y social que viven sin que el Gobierno haga algo para solucionarla.
No dejemos que el gobierno maneje a su antojo la agenda para poder esconder la basura debajo de la alfombra. Porque aquí, en este mismo país donde al gobierno no le quedó otra que reconocer que tiene presos de conciencia, también hay un pueblo muriéndose de hambre y comiendo de la basura, padres y madres de familias trabajadoras que ni sumando todos sus sueldos logran que les alcance el dinero.
Entonces vuelvo a la pregunta que me hizo aquella muchacha: ¿a quién le resulta rentable todo este desastre?
¿A quién le resulta rentable tener a los ciudadanos contra la pared, resolviendo el día a día, sin poder protestar ni defender sus derechos, porque ni siquiera le permiten tener la tranquilidad de que sus familias puedan comer?
¿Estarían en la misma situación quienes hoy están en el Poder si no tuvieran a su propia militancia secuestrada políticamente con una caja de comida?
¿Cómo es que hacen que a nuestros hermanos se les olvide que hace unos años ellos mismos podían comprar, fruto de su trabajo, los alimentos que llevaban a sus casas?
¿En qué nos estamos equivocando los líderes democráticos para que muchas familias decidan soportar la humillación, la extorsión y el chantaje por una caja de comida, antes que rebelarse contra quienes manipulan su hambre y la usan para atornillarse en el Poder?
Quienes queremos tener la confianza de la gente, la clase política, la dirigencia, también tenemos la responsabilidad de conectarnos con esos problemas que nos afectan a todos.
El drama que está viviendo Venezuela tiene consecuencias feroces y la tentación de mantenerse pegado a una agenda política no afin a lo que realmente está pasando el Pueblo como único eje nos hace correr el riesgo de desconectarnos de lo que se vive en los hogares cuando el dinero no alcanza para la comida, no alcanza para el pasaje, no alcanza para vivir dignamente.
Los puntos centrales de la agenda política y los más destacados esfuerzos de nuestro liderazgo tienen que considerar que debemos estar concentrados allí. La gente nos lo demanda con todo derecho. Sería una irresponsabilidad de nuestra parte permitir que una desconexión, producto de la agenda en la mecánica política, nos distraiga de acompañar a las familias en este momento tan duro. Sin duda el más difícil que hemos vivido como país, como república, como venezolanos.
Hacerle oposición a un régimen como éste es una tarea demandante, difícil, dura. Aun así, eso debe estimularnos para no caer en una mecanización de la política. La gente en los barrios, en las urbanizaciones, en los pueblos, sabe que estamos dispuestos a caminar de su lado para explicarles las verdaderas causas de este desastre, pero también espera conocer las estrategias que hemos pensado para salir de este desastre.
Son muchísimos los proyectos que conocemos, que hemos ideado juntos y que hemos visto crecer y hoy funcionan en las comunidades más necesitadas de toda Venezuela. Esos también son espacios políticos y ahí tenemos la responsabilidad de demostrar que esta alternativa al modelo político que nosotros representamos es valiosa y útil.
Seguirán intentando dividirnos y pondrán toda clase de obstáculos para que no pongamos en evidencia que al estar del lado del pueblo hacemos la mejor oposición política posible contra los responsables de la calamidad económica que hoy vivimos.
Si no nos distraemos y logramos atender como prioritarios estos espacios de acción política, transformaremos todo el escenario político a nuestro favor y avanzaremos en la dirección del progreso y el cambio que las calles están reclamando.
En el mejor espíritu, pongamos la política en el lugar donde tiene que estar: la Política en acción para darle soluciones a la gente. Para hacer posible que esas soluciones lleguen. Salgamos de la política que parece estar ahí sólo para hablarnos entre los mismos que estamos adentro de ella. El país se cae a pedazos. ¿Quién puede vivir con un salario mínimo en Venezuela? La agenda está acá, el drama se vive día a día. Seamos distintos a eso que queremos cambiar, porque de lo contrario cada día se abonará más el terreno para la antipolítica. Y sabemos que no es la solución, pero que puede llegar.
La hiperinflación aprieta, la tragedia crece, la gente espera. ¡Vamos! ¡Que Dios bendiga a nuestra Venezuela!