La lluvia calma desafiante manifestación masiva en Hong Kong
EFE
De manera organizada y pacífica, decenas de miles de manifestantes marcharon hoy por la isla de Hong Kong, en una protesta que la policía había autorizado solo como concentración en Victoria Park, el parque más grande de la ciudad, pero que transcurrió sin incidentes.
La riada de manifestantes desfiló desde las 14.00 hora local (06.00 GMT) bajo sus paraguas para protegerse de la lluvia en la región administrativa especial e inundaron avenidas y calles adyacentes, sin un destino claro.
En torno a las 18.00 (10.00 GMT), el cuerpo antidistrubios de la policía se fue desplegando en varios puntos de la ciudad, incluida la Oficina de Enlace del Gobierno de China, aunque a las 21.00 hora local (13.00 GMT) no había noticia alguna de enfrentamientos.
La manifestación de hoy, que culmina una semana turbulenta en Hong Kong (cancelaciones masivas de vuelos por las protestas en el propio aeropuerto y maniobras militares chinas al otro lado de la frontera), estaba especialmente bajo el foco, después de que circularan rumores de que habría chinos de la parte continental del país infiltrados con el objetivo de crear problemas.
Asimismo, también existían miedos ante una posible respuesta policial violenta, y una televisión local informó de que dos vehículos con cañón de agua se habían desplazado a la zona de las protestas.
Precisamente la policía protagonizó el lema de la marcha, que buscaba «Erradicar el caos policial». Los manifestantes han criticado con dureza las acciones policiales de los últimos meses a la hora de disolver las concentraciones.
Estas actuaciones antidisturbios han dejado cientos de heridos entre los civiles, mientras que, según la policía, en los enfrentamientos han resultado heridos casi 180 agentes.
Uno de los líderes del convocante Frente Civil de Derechos Humanos, Wong Yik-mo, criticó durante la manifestación las actuaciones policiales y su aparente posicionamiento en contra de quienes protestan para reclamar un mejor funcionamiento democrático en Hong Kong.
«La Asociación de Jóvenes Oficiales de Policía y algún diputado pro-Pekín han llamado varias veces ‘cucarachas’ a los manifestantes. Eso trae al recuerdo dolorosas imágenes de genocidio», dijo.
Durante el genocidio ruandés (1994), en el que en tres meses murieron masacrados casi un millón de Tutsi y Hutu moderados, los Hutu más radicales llamaban a los Tutsi «cucarachas».
«Poco a poco -agregó Wong-, la policía de Hong Kong está destruyendo la imagen internacional de un Hong Kong civilizado».
Horas antes, el Gobierno de Hong Kong envió un comunicado a los medios de comunicación en el que lamentaba que el lema de la manifestación tuviera como objetivo a la policía.
Ante el masivo desfile de gente, no autorizado por el cuerpo, la policía se vio obligada a cortar varias calles.
Los manifestantes se han arriesgado así a enfrentarse a cargos de asamblea ilegal, que pueden comportar hasta 5 años de cárcel.
Este fin de semana, el undécimo consecutivo de manifestaciones en Hong Kong, comenzó el viernes con un mitin para pedir apoyo internacional a los manifestantes, y el sábado registró varias protestas, una de ellas de apoyo a los Gobiernos de Pekín y Hong Kong que logró reunir a 476.000 personas, según los organizadores (108.000, según la policía).
Las protestas en Hong Kong comenzaron en marzo frente a la iniciativa de las autoridades locales de promulgar una ley de extradición que, según sus opositores, podría servir para que disidentes políticos y sectores críticos con el régimen comunista fueran llevados a China para ser juzgados sin garantías.
Bajo la fórmula «Un país, dos sistemas», Pekín se comprometió a mantener la autonomía de Hong Kong y a respetar una serie de libertades de las que no gozan los ciudadanos de la China continental hasta 2047, tras recuperar la soberanía del territorio de manos británicas en 1997.
Las manifestaciones movilizaron a cientos de miles de personas a partir de junio y han estado acompañadas de represión policial para aplacar los intentos de los manifestantes de afectar el curso normal de la ciudad con huelgas y ocupaciones de edificios oficiales, comisarías, estaciones de metro o el aeropuerto.
A pesar de que la polémica propuesta de ley de extradición fue declarada «muerta» por las autoridades hongkonesas a principios de julio, los manifestantes han sumado una serie de demandas al Gobierno local para mejorar los mecanismos democráticos de la ciudad y, en definitiva, oponerse al autoritarismo chino.
Pekín asegura que detrás de las protestas existe una «mano negra», y apunta con frecuencia a Estados Unidos como responsable.