Calakmul destino para viajeros ecológicos - 800Noticias
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Hace 25 días Fernando Sastre y su esposa Leticia Valenzuela vieron un jaguar. Desde 1998, la pareja ha tenido la fortuna de encontrarse 60 veces con esta especie. Ellos, además de pasear turistas en el corazón de la Reserva de la Biósfera de Calakmul, en la selva de Campeche, crearon el proyecto Red Ecoturística Calakmul, ganador del movimiento Iniciativa México en 2011.

La red se conforma por cinco comunidades: Conhuas, Kilómetro 120, Nueva Vida, Cristóbal Colón y Xpujil. Hombres y mujeres, todos jefes de familia, convirtieron sus actividades cotidianas en atractivos turísticos.

Esto es parte de lo que ofrecen para explorar Calakmul, sitio inscrito como Patrimonio de la Humanidad, con la denominación de Bien Mixto por sus características culturales y naturales.

Campamento. Yaax’Che, a siete kilómetros de la zona arqueológica de Calakmul, ofrece hospedaje en tiendas de campaña, acondicionadas con colchones inflables y cobertores. La experiencia incluye subir una torre de observación de aves a 22 metros de altura y caminatas para ir en busca de monos araña.

Con los últimos rayos del sol, los guías te llevan a una cueva para ver salir, calcula, a más de 4 millones de murciélagos. Al regreso, la cena estará lista y la fogata encendida.

Tour nocturno. En la comunidad de Cristóbal Colón pasas una noche bajo la bóveda celeste esperando que algún jaguar, tapir u otro mamífero llegue a refrescarse a un ojo de agua. Se usan binoculares; las cámaras fotográficas están prohibidas, pues el sonido del obturador podría alejarlas.

Para dormir entre la maleza, solo se necesita una bolsa de dormir y pabellones alrededor para tener privacidad. De vez en cuando se enciende una vela de citronela para ahuyentar mosquitos. Para generar el menor impacto ecológico, la travesía se limita a grupos de cinco personas, incluyendo al guía.

Grutas, caballos y lodo. Esta expedición consiste en recorrer cuatro kilómetros de selva a caballo, hasta llegar a Xibalbá, una gruta donde se realizaban ofrendas mayas. Hay que ir preparado para caminar entre el fango y la oscuridad con el fin de encontrar vestigios de cerámica y huesos.

Después de dos horas de excursión, se vuelve a la intemperie, casi a la hora de la comida, preparada por mujeres veracruzanas y chiapanecas.

La cura para todo mal. Tres generaciones: abuelas, madres e hijas se encargan de ‘eliminar’ cualquier enfermedad, al menos eso intentan, con medicina tradicional a base de hierbas, semillas y frutos que crecen en la selva.

Las curanderas de Nueva Vida, las más famosas de Campeche, llevan al paciente al jardín botánico que construyeron en sus chozas; dependiendo del achaque, recolectan los ingredientes necesarios. Después, hacen una limpia espiritual al enfermo para poder entrar al ‘laboratorio’ y preparar el medicamento. Hacen pomadas, jarabes, jabones y champús. Mientras se macera el remedio, lo invitan a comer.

Píntate de colores. Esta experiencia se realiza en la comunidad de Xpujil. Un grupo de mujeres mayas, conocidas como “las amapolas”, te enseñan el arte de teñir textiles con pigmentos naturales.

Primero se internan en la selva para conocer y recolectar cortezas de árboles, semillas, hojas y frutos, de los cuales serán extraídas las tintas. En el proceso se dan lecciones de lengua maya.

En el taller explican cómo hay que raspar, hervir o machacar los ingredientes. Una vez que se logran obtener los colores, el visitante ayuda a teñir pedazos de manta que, después de secarse, serán transformados en bolsitas para guardar monedas y se podrán llevar a casa como regalo de “las amapolas”.

 

Fuente: El Nacional

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