Brasil repudia las «agresiones» de la policía a diputados venezolanos
EFE
El Gobierno brasileño repudió este martes las «agresiones» que sufrieron los diputados venezolanos Juan Requesens y Miguel Pizarro por parte de agentes de la Guardia Nacional Bolivariana durante una protesta opositora en Caracas.
«Los diputados y otros manifestantes, incluyendo menores de edad, fueron golpeados con violencia por fuerzas públicas bolivarianas», señaló la Cancillería brasileña en un comunicado.
Los hechos a los que se hace referencia tuvieron lugar este lunes cuando cientos de opositores fueron desalojados hasta en tres ocasiones de la principal autopista de Caracas que conecta la capital con el este y el oeste del país.
La Guardia Nacional Bolivariana (GNB, Policía militarizada) comenzó a dispersar con bombas lacrimógenas a las personas que llegaban a la vía, lo que impidió el desarrollo de la concentración y dejó varios heridos, entre ellos los diputados y varios profesionales de la prensa.
Brasil reiteró su condena ante «la escalada de la represión en Venezuela» e hizo un llamado al Gobierno del presidente Nicolás Maduro para que «respete la Constitución de 1999 y deje de cercenar libertades civiles y políticas».
La Cancillería sostuvo en la nota que la «solución definitiva» para la crisis por la que atraviesa el país vecino «solo resultará de la observancia estricta a los principios del estado democrático y de derecho».
Venezuela vive desde el pasado 1 de abril una ola de manifestaciones a favor y en contra del Gobierno, algunas de las cuales han degenerado en hechos violentos que han dejado cientos de heridos y detenidos.
Según el ministro de Comunicación e Información de Venezuela, Ernesto Villegas, hay «registros» que ubican en 80 la cifra de los fallecidos por las protestas, aunque reconoció que «hay otras instituciones que manejan otros números», en referencia a la Fiscalía venezolana, que cifra en 65 los muertos.
En mayo pasado, el Gobierno brasileño anunció que prepara «planes de contingencia» frente a un posible y «no deseado» agravamiento de la crisis en Venezuela que pudiera redundar en una fuerte ola migratoria.