Bombas camineras mataron a al menos cinco civiles e hirieron a otros siete el viernes en Afganistán, dijeron funcionarios provinciales, mientras el grupo extremista Estado Islámico se atribuyó el asesinato de una policía en la víspera.
Los cinco fallecidos viajaban en un auto cerca de Lashkar Gah, la capital de la provincia de Helmand, en el sur del país, explicó Omer Zwak, vocero del gobernador provincial, que advirtió que el cifra de víctimas mortales podría aumentar.
Otro ataque similar en Herat, en el oeste del país, hirió a siete mujeres que circulaban a bordo de una camioneta, según la oficina del gobernador de la provincia.
Nadie reclamó de inmediato la responsabilidad por estos incidentes, pero Afganistán sufre un repunte de los atentados, asesinatos dirigidos y violencia en el campo de batalla en todo el país mientras los talibanes y el gobierno de Kabul siguen estancados en sus conversaciones de paz en Qatar.
Por otra parte, la milicia radical EI se atribuyó el viernes en la noche la responsabilidad por el asesinato de una mujer policía en la región oriental de Nangarhar antes en el día. En su comunicado, el grupo dijo que la víctima trabajaba con las fuerzas de seguridad apóstatas afganas.