Bohemian Rhapsody | La transformación del actor Rami Malek para convertirse en Freddie Mercury
Con información de la BBC
Todo imitador explica que siempre está buscando y explotando una «marca»: una muletilla o un tic físico de la persona a imitar que le ayuda a construir el personaje.
Para imitar al actor Robert De Niro, por ejemplo, la frase es «¿Me estás hablando a mí?», de la película Taxi Driver. En el caso de la cantante británica Adele, es su carcajada.
Y para el actor Rami Malek convertirse en Freddie Mercury fue tan fácil como saber decir «awlright» (la forma peculiar del cantante de pronunciar la palabra alright, «bien, de acuerdo»).
Eso le hizo tener el afectado acento británico de la estrella y, lo que es más importante, le mostró a todos en el set de la película Bohemian Rhapsody sobre Mercury que estaba listo para la acción.
Pero el retrato que hace Malek del cantante de Queen va más allá de una imitación.
El interior de Mercury
Malek tiene dominado el pavoneo característico de Mercury sobre los escenarios.
Tanto es así que, al ver la imponente recreación de la puesta en escena de Queen para el concierto Live Aid de 1985 es fácil olvidar que lo que estás viendo no es real.
También indaga en la psique del cantante para revelar un alma vulnerable y ansiosa, que reniega de su nombre de nacimiento, Farrokh Bulsara, y cuyo alter ego solo despierta delante de los focos.
«Hay algo bastante agitado en él», dice Malek.
«Tiene un lado tan compasivo, anhela sentirse parte de una comunidad, el amor, el compañerismo… pero de alguna manera hay una sensación de distancia».
Fue difícil descubrir al verdadero Mercury. Se sabe que era irritable en las entrevistas, las cuales afrontaba como una tarea y en las que se describía a sí mismo como un «dandy» y una «prostituta musical» en lugar de revelar cosas demasiado íntimas.
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Debido a su prematura muerte en 1991 por una neumonía relacionada con el sida, no hay una autobiografía que nos dé un destello de sus pensamientos más recónditos.
«Seguí buscando caminos para llegar al hombre y entonces me di cuenta de que nos dejó un diario: está en todas sus canciones», cuenta Malek.
Dos de las canciones más reveladoras son Lily Of The Valley y You Take My Breath Away, ambas más tranquilas y contemplativas que la confianza a prueba de balas de Don’t Stop Me Now o Another One Bites The Dust.
«Créame, insistí para que estas canciones estuvieran en la película, porque me dieron mucha información sobre Freddie», afirma. «Pero nadie las canta en el karaoke».
Ciertamente, se acusa a la película de oscurecer al «Freddie real». Apenas trata sus excesos: el sexo, las drogas, las fiestas con camareros desnudos y personas enanas que llevaban bandejas de cocaína en sus cabezas.
Otros temían que la historia fuera «heterosexualizada», pero a pesar de centrarse en su pareja de hecho Mary Austin, la bisexualidad escondida de Mercury es una parte esencial del guion de la película.
«No es un documental», subraya Malek, «y nos tomamos licencias con la cronología porque teníamos dos horas para contar la historia».
«A ratos fue complicado. Nos planteamos: ‘¿Vamos a mostrarle en Zanzíbar como niño?, ¿le sacaremos en su internado en St. Peter?’. Esas eran cosas que filmamos, pero nos dimos cuenta de que teníamos una cantidad limitada de tiempo.
«Así que elegimos centrarnos en este período desde principios de los 70 hasta 1985. La idea era celebrar a este ser humano».
Implicación de Malek
Nadie puede poner en duda el compromiso de Malek con el papel.
Hizo una audición de seis horas mucho antes de que la película tuviera financiación y pasó horas estudiando videos amateurs de Queen grabados por fans para adquirir los manierismos de Mercury y su forma de pisar el escenario.
Durante el desarrollo del film, Malek volaba a Londres para recibir clases de canto y piano, trabajó con un entrenador en dialectos y con la coreógrafa Polly Bennet, que animó al actor a estudiar a quienes inspiraron a Mercury: Jimi Hendrix, David Bowie y, sobre todo, Liza Minelli en «Cabaret».
Malek también tuvo que ponerse dientes…
Como explica la película, Mercury nació con cuatro incisivos extra que empujaban los dientes superiores y hacían que sobresalieran pero que, según creía el cantante, le daban a su voz más resonancia.
El actor hizo que le fabricaran los dientes falsos meses antes de rodar la película y los llevaba puestos entre tomas de su serie de televisión Mr. Robot para asegurarse de que no tenía un ceceo o que arrastraba las palabras en el estudio de filmación de Bohemian Rhapsody.
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