Bélgica dice que podría dar asilo a Puigdemont y no extraditarlo
El Mundo
El secretario de Estado de Inmigración de Bélgica, Theo Francken, indicó este domingo en una entrevista radiofónica que su país podría dar acoger a Carles Puigdemont si el ex presidente de la Generalitat optara por el exilio. Y que en ese caso, la «extradición a España» sería muy difícil según las leyes locales aunque fuese reclamada.
Una hipótesis que en el resto de Europa no se contempla pero que algunos en territorio flamenco ven «realista».»No se ha hecho ninguna petición todavía, pero las cosas están evolucionando rápidamente. Vamos a seguir atentamente lo que pasa en las próximas hora y días», dijo en los micrófonos de la VRT.
«Un juez belga tendría que decidir y están los pasos del procedimiento de asilo. Si lo recibiera sería difícil que fuera extraditado a España. Nuestro derecho lo impide», insistió, según recoge el diario ‘Le Soir’.
En el pasado Madrid y Bruselas chocaron en incontables ocasiones cuando las autoridades belgas se negaron a extraditar a miembros de ETA sospechosos o acusados de terrorismo, al estimar que no había garantías democráticas suficientes para sus juicios en nuestro país. «Cuando se ve la situación, la represión desde Madrid y las penas de prisión a las que se arriesgan, uno se puedo preguntar si habrá un proceso justo. Eso nos pondría en una situación diplomática con España», siguió el político, figura ascendente y polémica en Bélgica.
Pero, afirma, «el proceso se haría de forma objetiva, correcta e independiente». Apoyado desde el lado flamenco del Gobierno, figura emergente en la NVA y muy criticado por la izquierda y las ONG’s por sus salidas de tono y todo tipo de afirmaciones, declaraciones y tuits considerados en ocasiones xenófobos.
Francken, miembro destacado de la derecha nacionalista, jamás ha ocultado sus simpatías por la causa independentistas, en casa y en Cataluña. Asistente asiduo a las celebraciones de la Diada en Barcelona durante años, antes de entrar al Gobierno, primero irritó a Moncloa cuando el mismo 1 de octubre atacó a las instituciones europeas por lo que consideraba un silencio inaceptable ante las cargas de la Policía: «Una violencia policial similar en Hungría o Polonia y Juncker y Timmermans [el vicepresidente comunitario] habrían reaccionado con furia. ¿Ahora? Nada». Y fue incluso más allá unos días después cuando en otra entrevista en radio dijo que la actitud del Gobierno español le parecía «antidemocrática» ante la pregunta de si Bélgica debería reconocer los resultados del referéndum ilegal del domingo añadió: «es una buena pregunta… no es para mí decirlo, tengo claramente una opinión muy clara, pero no quiero hacer que las cosas sean más difícil para el ministro Jambon y el primer ministro Michel», replicó entre risas.
Este tipo de mensajes y la ambigüedad del primer ministro Charles Michel casi provoca in incidente diplomático. Un email de un alto cargo de Moncloa al embajador belga en Madrid con quejas fue filtrado y ocupó las portadas de la prensa belga. Y aunque el Gobierno español rebajó el torno, se quedó con la matrícula. El primer ministro Michel (un liberal francófono al frente de una coalición con cuatro partidos flamencos, y entre ellos el más votado del país, la N-VA de Francken) escribió el viernes por la tarde un tuit más contenido de lo habitual al evaluar la DUI del Parlament catalán. Pidiendo una solución política a un problema político, como siempre, pero insistiendo en que la legalidad nacional e internacional deben ser respetadas