Becciu, el cardenal que el Vaticano juzga por corrupción - 800Noticias
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EFE

El cardenal Angelo Becciu, que en el pasado fue uno de los hombres más poderosos de la Curia y estrecho colaborador del papa Francisco, será juzgado desde hoy en el Vaticano en un proceso histórico sobre corrupción, que sienta por primera vez a un cardenal en el banquillo.

Nacido en Cerdeña (Italia) el 2 de junio de 1948, Becciu fue ordenado sacerdote el 27 de agosto de 1972.

Hasta el año pasado, era uno de los hombres más influyentes del Vaticano, pero se vio salpicado por un escándalo relacionado con inversiones en un edificio de lujo en Londres con fondos de la Iglesia católica y en septiembre del 2020 el papa Francisco aceptó su renuncia.

La Santa Sede no dio entonces detalles, pero el propio Becciu comentó más tarde que no había sido voluntaria, sino que lo había hecho a petición de Francisco.

EL PRIMER CARDENAL QUE SERÁ JUZGADO EN EL VATICANO

Será la primera vez que un cardenal se sienta ante el tribunal del Estado Ciudad del Vaticano.

Lo hará junto con otras nueve personas acusadas de malversación de fondos, blanqueo de dinero, fraude y abuso de poder en el caso que investiga la irregular inversión de unos 350 millones de euros en un edificio de Londres.

Como novedad, el juicio se regirá por las nuevas normas emitidas por el papa el pasado 30 de abril en un «motu proprio» (documento pontificio) que asigna a la Justicia ordinaria del Vaticano los eventuales juicios penales a cardenales y obispos, hasta ahora competencia del Tribunal Supremo.

Becciu siempre ha defendido su inocencia y ha dicho que lo único que ha hecho es dedicar su vida a la Iglesia, y que este juicio servirá para comprobar las falsas acusaciones en su contra.

«Soy víctima de una maquinación deliberada en mi contra, y esperaba desde hace tiempo conocer los cargos que se me imputan, para poder desmentirlos rápidamente y demostrar al mundo mi absoluta inocencia», dijo el 3 de julio, después de que el Vaticano anunciara la fecha del juicio.

En 1984, ingresó en el servicio diplomático de la Santa Sede y posteriormente trabajó en las Representaciones Pontificias en República Centroafricana, Sudán, Nueva Zelanda, Liberia, Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos.

El 15 de octubre de 2001, el ahora san Juan Pablo II le nombró nuncio apostólico en Angola, elevándolo al mismo tiempo a la sede titular de Roselle, con la dignidad de arzobispo; y un mes después, fue nombrado nuncio apostólico en Santo Tomé y Príncipe.

Ese año, en diciembre, recibió la consagración episcopal.

UNO DE LOS HOMBRES MÁS POTENTES DE LA CURIA

En julio de 2009, el papa emérito Benedicto XVI le nombró nuncio apostólico en Cuba hasta 2011, cuando pasó a ser suplente de Asuntos Generales de la Secretaría de Estado.

Su carácter afable y de buen trato le permitieron hacerse con un espacio destacado dentro del Vaticano y en junio de ese mismo año fue nombrado consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

Durante el pontificado de Francisco se convirtió en un hombre de su confianza y en febrero de 2017 fue elegido delegado especial ante la Soberana Orden Militar de Malta, después de que el gran maestro de esta institución, Matthew Festing, de 67 años, dejara su cargo tras protagonizar tensiones con el pontífice argentino.

La seguridad que tenía Francisco en Becciu era tal que le nombró único portavoz en lo que afectara a las relaciones entre esta Sede Apostólica y la Orden y le delegó todos los poderes necesarios para decidir las eventuales cuestiones que pudieran surgir.

En mayo de 2018, Jorge Bergoglio le designó prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos hasta septiembre de 2020, cuando Francisco aceptó su renuncia.

El escándalo que ahora se juzga estalló en 2019, cuando la prensa italiana publicó que algunos funcionarios vaticanos habían sido suspendidos de empleo tras detectarse «graves indicios» de corrupción en un caso de inversiones inmobiliarias.

Las investigaciones revelaron que la compra de un edificio en Londres había contado con fondos del Óbolo de San Pedro, institución que recoge donaciones de católicos para financiar obras caritativas de los papas y su actividad, y que Becciu era responsable de esas operaciones.

Becciu renunció a su cargo como prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos y a sus derechos como cardenal, lo que le permitió conservar el título, pero no podrá participar en un futuro cónclave.

En paralelo a la investigación del inmueble en Londres, el pasado año una investigación del semanario «L’Espresso» afirmó que Becciu también habría enviado fondos de la Conferencia Episcopal Italiana y una vez del Óbolo de San Pedro a favor de una cooperativa perteneciente a su hermano Tonino.

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