Bajo flujo sanguíneo cerebral puede ser signo temprano de párkinson
EFE
Las personas que presentan trastornos del sueño en fase REM experimentan una alteración del flujo sanguíneo en el cerebro que puede conllevar una falta de oxigenación de los tejidos cerebrales que a largo plazo provoque la degradación de este órgano y la aparición de síntomas de párkinson.
Esta ha sido la conclusión de un nuevo estudio realizado por científicos de la Universidad de Aarhus y el Hospital Universitario de Aarhus, con la colaboración de la Universidad de Barcelona y el Hospital Clínic de Barcelona, que se ha centrado en comprobar si el trastorno del sueño REM (siglas del inglés: Rapid Eye Movements, o movimientos oculares rápidos en castellano) podría ser un signo precoz del desarrollo de párkinson.
Según los autores de la investigación, que se ha publicado en la revista Brain, los mismos procesos patológicos responsables de los trastornos del sueño influyen en la capacidad de controlar el flujo sanguíneo en el cerebro, y esto puede hacer que se produzca un déficit de oxígeno en el tejido cerebral, que causará su deterioro gradual y puede provocar síntomas de párkinson.
“Podemos ver complicaciones en los vasos sanguíneos pequeños del cerebro en pacientes con trastorno del comportamiento del sueño de movimientos oculares rápidos (RBD), aunque estos pacientes no tienen ningún síntoma y el cerebro no muestra otros signos de enfermedad”, afirma Simon Fristed Eskildsen, autor del estudio.
Alteraciones del flujo sanguíneo y menor rendimiento cognitivo
Las alteraciones en el cerebro están relacionadas con una disminución de los neurotransmisores, lo que significa que los nervios del cerebro tienen dificultades para controlar los vasos sanguíneos. “Un tratamiento médico –explica el investigador– sería capaz de restaurar el neurotransmisor y el control de los vasos sanguíneos, ayudando así a mantener la función cognitiva de los pacientes que presentan signos tempranos de la enfermedad de Parkinson».
“Las alteraciones del flujo en la corteza cerebral se asociaron con la comprensión del lenguaje, la construcción visual y el reconocimiento; y con un rendimiento cognitivo reducido”
En el estudio participaron 20 pacientes con RBD de 54 a 77 años y 25 individuos sanos de 58 a 76 años, que actuaron como grupo de control. A todos ellos se les monitorizó en un laboratorio del sueño, donde se midieron su EEG (actividad eléctrica en el cerebro), EOG (movimientos oculares), EMG (actividad muscular) y ECG (actividad eléctrica en el corazón) durante el sueño.
“Los pacientes y los sujetos de control fueron evaluados cognitivamente y escaneados por resonancia magnética, y los resultados revelaron unflujo sanguíneo bajo y alteraciones del flujo en los vasos sanguíneos pequeños del cerebro en los pacientes en comparación con el grupo de control. En los pacientes, estas alteraciones del flujo observadas en la corteza cerebral se asociaron con la comprensión del lenguaje, la construcción visual y el reconocimiento; esto también se asoció con un rendimiento cognitivo reducido”, señala Nicola Pavese, otra de las autoras del trabajo.
Los autores del estudio quieren averiguar ahora si la disminución del flujo sanguíneo en el cerebro empeora con el tiempo y cómo se relaciona esta condición con los síntomas del párkinson. Su objetivo es comprobar si sería posible predecir el desarrollo de la enfermedad en pacientes con trastornos del sueño y, de esta forma, intentar prevenir o retrasar sus síntomas.
Con información de Web Consultas