Así puedes evitar la piel reseca y quebrada - 800Noticias
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La sequedad de la piel en invierno es el resultado de la exposición al aire frío del exterior, al aire caliente del interior y a los bajos niveles de humedad en la mayoría de los entornos. Estos factores alteran la barrera cutánea y provocan descamación, comezón, ardor y enrojecimiento.

En términos médicos se conoce como xerosis invernal y sus manifestaciones pueden ir de leves a graves, de acuerdo a la zona de la piel afectada,  el tipo de piel, el origen étnico, el sexo, la edad y el estado de salud general. A menudo, es más severa en adultos mayores, pacientes con diabetes y personas con eczema y psoriasis.

Áreas expuestas, como las manos, los pies y la cara, tienden a presentar con más frecuencia los síntomas. Los fuertes vientos, la lluvia y el aire seco las despojan de sus aceites naturales y reducen su capacidad para retener humedad.

1. Aplica hidratante después de cada lavado

Durante toda la temporada invernal es necesario tener a mano un buen producto hidratante, sea en crema, loción o gel. No solo tendrás que utilizarlo después de la ducha, sino cada vez que te laves la piel.

¿El motivo? El contacto con el agua y los productos de limpieza provocan la pérdida de los aceites naturales.

Así pues, tras lavarte la cara, las manos o todo el cuerpo, asegúrate de aplicar el hidratante de tu preferencia. A través de la Academia Estadounidense de Dermatología, la dermatóloga Joyce Davis recomienda buscar productos con ácido hialurónico, un activo que absorbe 1000 veces su peso en agua.

También apunta la glicerina, la lanolina, el aceite mineral, la vaselina y la manteca de karité como coadyuvantes contra la sequedad. Otras sustancias, como el ácido láctico, la dimeticona, el aceite de jojoba y el petrolato también ayudan.

 

2. Utiliza protector solar aunque haga frío

Un error frecuente a la hora de aplicar una rutina para el cuidado de la piel en invierno es ignorar la aplicación diaria de protector solar. Algunas personas creen que durante los días fríos es innecesario emplear este producto; sin embargo, es tan importante como en los meses de verano.

Aunque los rayos ultravioleta (UV) no son tan notorios como en las épocas cálidas, de todos modos atraviesan la piel y pueden dañar sus células. Este impacto no solo incide en la sequedad, sino también en la aparición de manchas, quemaduras y signos del envejecimiento cutáneo.

Dicho esto, incluye en tu skincare un protector solar de un mínimo de 30 FPS. Espárcelo sobre zonas expuestas como el rostro, las orejas y el cuello.

3. Simplifica tu rutina de cuidado de la piel

Cuando se trata de evitar la piel reseca y quebrada durante el invierno, menos es más. Si el frío y el aire seco derivan en irritación, descamación y sensibilidad, lo idóneo es simplificar al máximo la rutina para cuidar la piel.

Utilizar muchos productos al mismo tiempo no ayudará. Al contrario, podrías provocar lo que se conoce como inundación de la piel o skin flooding.

Debido a la alteración que sufre la barrera cutánea, los compuestos químicos de los productos de belleza tienden a generar más irritación. Esto empeora con ingredientes como las fragancias y el alcohol, que de por sí ya generan sensibilidad.

Considera utilizar únicamente un hidratante y protector solar por las mañanas. De ser necesario, solo aplica los básicos del maquillaje.

En la noche, utiliza un limpiador suave y una crema hidratante nocturna. De momento, puedes suspender tónicos, lociones, serúms y demás.

4. Instala un humidificador

Durante las épocas frías, instalar un humidificador en el interior del hogar puede disminuir la tendencia a sufrir alergias, sequedad de la piel y molestias respiratorias. La función de estos artefactos es agregar humedad al aire y minimizar los efectos de la calefacción.

En general, se recomienda mantener la humedad interior entre el 30 % y el 50 %. No obstante, expertos de Harvard Health Publishing sugieren configurar el humidificador al 60 % en invierno para ayudar a reponer la humedad de la piel.

5. Evita las duchas calientes y prolongadas

Tomar una ducha caliente durante el invierno es reconfortante; sin embargo, si te preocupa sufrir de piel reseca y quebrada, será mejor optar por una temperatura más templada. El agua caliente elimina los aceites que lubrican la piel y exacerba síntomas como la sequedad y el picor.

Algo similar ocurre con las duchas demasiado prolongadas, incluso si tienen la temperatura adecuada. Por ello, procura limitar el tiempo de baño a unos cinco minutos; además, asegúrate de usar agua tibia y limpiadores sin fragancia.

6. Ten cuidado con el uso de exfoliantes

Los exfoliantes suelen ser un complemento para mantener la piel con un aspecto suave, brillante y saludable. Su función es remover las células muertas y las impurezas, mientras se estimula el flujo sanguíneo.

El problema es que la exfoliación suele realizarse con productos abrasivos o granulados que, en condiciones de sensibilidad, tienden a romper la barrera de humedad de la piel. Por ello, en la época de invierno, es conveniente limitar su uso.

Aparte de reducir su frecuencia de aplicación a un máximo de una vez por semana, conviene elegir un exfoliante químico suave —como el ácido glicólico—, en lugar de exfoliantes físicos como las esponjas, los cepillos y las cremas con gránulos.

7. Hidrata la piel desde el interior

La aplicación de productos hidratantes tópicos es solo un paso para mantener la piel humectada durante el invierno. Para lograr una hidratación óptima es primordial garantizar una ingesta abundante de agua y bebidas saludables. Esto permite incrementar la elasticidad, la flexibilidad y la suavidad cutánea.

La sugerencia actual para la ingesta de agua es de 3,7 litros para los hombres y de 2,7 litros para las mujeres. Esta cantidad se puede alcanzar con agua sola o a través de infusiones, jugos vegetales y de frutas o caldos.

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