Así pasará Kim Kardashian su primer San Valentín sin Kanye West
Agencias
Este fin de semana se celebra San Valentín, una fiesta maravillosa si estás enamorado, pero sobre todo una pesadilla para los que no. Sobre todo, si has estado acostumbrada a hacer algo especial junto a tu pareja durante tanto tiempo como Kim Kardashian, que por primera vez en años pasará este día tan especial sin Kanye West a su lado.
Aunque de momento ninguno de los dos ha confirmado su divorcio, y de hecho es posible que no nos enteremos hasta que hablen de ello en el reality Keeping Up With The Kardashians; es un secreto a voces que el matrimonio entre la empresaria y el cantante está totalmente acabado. De hecho, hace semanas que no se ven, ni siquiera en una fiestas tan familiares como las navidades, que pasaron separados. .
Pero precisamente por eso, porque la vida sigue y sobre todo porque los negocios no paran, es por lo que Kim Kardashian no se ha permitido el lujo de estar triste en San Valentín. Al contrario, ha aprovechado la ocasión para pedir a sus hermanas Kylie y Kendall que posen con ella en la nueva campaña de su firma SKIMS ambientada en el Día de los Enamorados que funciona como perfecta venganza.
Una sesión que las tres han publicado en sus respectivas redes sociales que seguro ayudará a Kim a agotar todas las existencias de la colección de lencería roja que ha diseñado específicamente para San Valentín. Porque a falta de amor, bienvenido sea el dinero.
Eso sí, que nadie crea que la felicidad que muestra Kim en esta campaña es fingida. Según revelan fuentes cercanas a Kim en People, la socialité piensa celebrar sí o sí San Valentín. Claro que no con su todavía marido sino con sus hijos. “Quiere que sea un día muy especial para ellos”, explica está fuente.
“Kim está fantástica y centrada en su futuro”, continúa. “Obviamente está centrada en su futuro y tiene un plan de divorcio decidido que pondrá en marcha cuando llegue el momento. Mientras tanto, ella y Kanye viven vidas totalmente separadas y el contacto que mantienen es mínimo. Casi ni hablan”, concluye.
Vanity Fair
