Arora Akanksha, la milenial que quiere dirigir la ONU
EFE
Tiene 34 años, trabaja como auditora en Naciones Unidas y quiere ser la próxima secretaria general de la organización. Arora Akanksha es la primera milenial que opta a dirigir la ONU, una organización que hoy en día está fallando a quienes más debe proteger, según defiende en una entrevista con Efe.
La candidatura de Akanksha parte a priori con pocas posibilidades frente a una más que probable reelección de António Guterres, que aspira a un segundo mandato, pero esta joven canadiense de origen indio insiste en que su apuesta busca mucho más que abrir un debate.
«Creo en mi candidatura y creo en lo que puedo aportar. Soy la voz de los vulnerables que han sido ignorados por el sistema. Represento a aquellos a quienes nadie está escuchando», recalca.
Por ahora, sin embargo, no está del todo claro si tan siquiera podrá realmente competir, pues Naciones Unidas solo ha confirmado como oficial la candidatura de Guterres planteada por Portugal, mientras que no ha dejado claro qué ocurrirá con las cuatro personas -no todos sus nombres se han hecho públicos- que se han presentado a título individual.
Al respecto, Akanksha explica que se ha puesto en contacto con las autoridades de Canadá, su país, y espera que respalden su apuesta.
UN PERFIL ÚNICO
Su poco habitual perfil para el cargo -joven, mujer, sin experiencia diplomática- es a su juicio una de sus bazas. «Hemos tenido 75 años en los que hemos dado este puesto al mismo tipo de persona sin profundizar en ningún área significativa», defiende.
Efectivamente, a lo largo de toda su historia, el cargo de secretario general de la ONU ha tenido un perfil claro, pues todos han sido hombres, todos habían ocupado puestos destacados en sus países o en organizaciones internacionales y el más joven tenía 47 años al ser elegido.
«Esta es una organización que pontifica sobre la igualdad de género y nunca ha elegido a una mujer líder. La mitad del mundo tiene menos de 30 años y la mayoría menos de 40 y aquí no hay un liderazgo generacional. Solo tenemos un tipo de líderes de un grupo de edad», recalca Akanksha.
La aspirante reivindica su condición de «milenial» y defiende que es hora de que esta generación (aproximadamente los nacidos entre principios de los 80 y mediados de los 90) empiece a participar más en la toma de decisiones.
También asegura ofrecer una verdadera «perspectiva global» a la organización dada su biografía. Akanksha nació en la India, descendiente de refugiados originarios de Pakistán, y creció allí, en Arabia Saudí y en Canadá.
Y se ve además como una representante de los empleados de la ONU, donde ha trabajado durante los últimos años como auditora, y a quienes cree que no se está poniendo en condiciones de lograr éxitos a pesar de su compromiso con los objetivos de la organización.
Akanksha compara el cargo de secretario general con el de un jefe administrativo y cree que, hasta ahora, Naciones Unidas nunca ha elegido a nadie con ese perfil, alguien capaz de asegurar que esa gran maquinaria funcione de la mejor manera.
EL FRACASO DE LA ONU
«La ONU se creó con grandes intenciones para dar paz y seguridad al mundo, defender los derechos humanos, llevar oportunidades de desarrollo a todos los países y servir como guardián del Estado de derecho, pero hoy no estamos cumpliendo ninguna de esas premisas», lamenta.
Akanksha destaca que hoy el mundo tiene el mayor número de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial, que los programas humanitarios no están cumpliendo sus metas, que millones de personas no ven esperanzas de progreso y que las desigualdades no dejan de aumentar.
Según defiende, Naciones Unidas tiene recursos suficientes para ofrecer mucho más, pero está lastrada, entre otras cosas, por un despilfarro burocrático que hace que solo 30 centavos de cada dólar que se gasta se dirijan directamente a las causas que se buscan atender.
La ONU, a su juicio, tiene «el mejor talento humano del mundo y lo que falla es un liderazgo que no va con los tiempos».
Para Akanksha, la pandemia de la covid-19 ofrece un momento para que el mundo reflexione sobre las instituciones internacionales que ha creado y decida cómo quiere que sean en el futuro.
«Yo creo que los Estados miembros tienen apetito de cambio, de dar el mayor valor posible a los dólares de sus contribuyentes y el mayor valor posible para la gente, así que creo que este año estarán a la altura y elegirán al mejor candidato para este trabajo», señala.