Argentina cierra semana de más estabilidad financiera tras control cambiario
EFE
Argentina culmina este viernes una semana con los mercados al alza y una moneda que se mantiene estable tras las medidas de control cambiario que el Gobierno anunció el pasado domingo y que, por el momento, traen más calma pese el recrudecimiento de la crisis económica.
A pesar de que el lunes los bancos amanecieron con colas más largas de lo habitual y con argentinos dispuestos a salvaguardar sus ahorros, el valor del peso a la venta se mantuvo estable toda la semana, la Bolsa de Buenos Aires encadena tres jornadas consecutivas en números verdes y la prima de riesgo bajó hoy a 2.053 puntos.
Las restricciones cambiarias son la última medida de peso del Gobierno de Mauricio Macri para frenar la fuga de divisas y paliar una crisis que se agravó después de la abultada derrota que cosechó el oficialismo en las primarias del 11 agosto frente al peronista Alberto Fernández.
El S&P Merval, principal índice bursátil de la plaza porteña, logró recuperarse de la fuerte caída del 11,90 % que registró el martes con dos jornadas de subidas significativas, mientras que este viernes registraba un alza del 1,13 % antes del cierre.
Entretanto, el dólar cerró por quinta jornada consecutiva a 57 pesos para la venta, mientras marca 54 para la compra en el estatal Banco Nación.
Sin embargo, para lograr esta estabilidad el Gobierno ha necesitado vender durante esta semana 1.771 millones de dólares, lo que esquilma aún más las ya maltrechas reservas financieras del Banco Central.
Antes de las primarias, el organismo estatal almacenaba 66.310 millones de dólares, y en menos de un mes esta cifra se ha ido reduciendo paulatinamente hasta llegar a 51.373 millones, un 22,5 % menos.
La prima de riesgo que mide JP Morgan bajó este viernes en Argentina hasta los 2.053 puntos, después de que el lunes llegara a un máximo de 2.534 unidades, la cifra más elevada de los últimos catorce años.
Pese a la semana de calma en los mercados, la situación en el país austral sigue siendo grave, con una depreciación de la moneda local del 18,9 % en menos de un mes y un aumento del precio del dólar del 23,3 %.
El descontento social crece entre los argentinos, que ven como su poder adquisitivo cae en picado, lo que ha provocado huelgas y movilizaciones sindicales.
El miércoles por la noche, miles de personas convocadas por diversas organizaciones sociales y políticas acamparon frente al Ministerio de Desarrollo Social, en la céntrica avenida 9 de Julio de Buenos Aires, en reclamo de la aprobación de una ley de emergencia alimentaria que prevea un aumento de programas sociales.
Asimismo, este jueves los docentes argentinos llevaron a cabo una huelga de 24 horas por diversos reclamos en medio de la crisis, entre ellos retrasos en los pagos a los profesores de la provincia de Chubut (sur) por parte del Gobierno de ese distrito.
Mientras tanto, Alberto Fernández, que obtuvo un 47,78 % de los votos en las primarias del 11 de agosto frente al 31,80 % que cosechó Macri, ya es considerado por encuestadores y analistas como virtual ganador de las elecciones generales de finales de octubre.
El candidato por el peronista Frente de Todos, que incorpora en su fórmula a Cristina Fernández de Kirchner como vicepresidenta, viajó esta semana a España, donde se reunió este jueves con el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y hoy en Portugal con el primer ministro del país, Antonio Costa.
«Coincidimos en trabajar junto a España para concretar un acuerdo Mercosur-UE que sea beneficioso para todos», expresó Fernández en su Twitter tras su encuentro con Costa.
El argentino expuso que hablaron sobre la situación argentina y sobre la experiencia de Portugal «en la salida de la deuda», un escollo al que el país austral también debe hacer frente, ya que contrajeron una deuda de 56.300 millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional y ahora el Gobierno intenta renegociar los plazos de pago.
Por su parte, Macri aseguró este miércoles que la «incertidumbre» tras las primarias ha colocado al país en una situación de «mayor vulnerabilidad» que «claramente significa más inflación y consecuentemente más pobreza».