Aldeas Universitarias, un proyecto bandera en ruinas - 800Noticias
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Lo que se vendió como la «solución» para la cantidad de estudiantes que no tenían acceso a las universidades públicas, pero que en realidad tenía un trasfondo político e ideológico, no terminó de germinar en el país, asegura un trabajo realizado por La Prensa Táchira. 

Uno de los proyectos bandera durante los primeros años de la revolución bolivariana fueron las Aldeas Universitarias, que tenían como propósito promover los estudios de educación superior en zonas alejadas de las grandes urbes y sin las estrictas normativas de la universidad tradicional.

La visión del Gobierno nacional, a raíz de la creación en el 2003 del Ministerio de Educación Superior era fortalecer desde la Fundación Misión Sucre este proyecto. Entre las directrices de la Misión Sucre es encontrar cabida a todos en el sistema de educación universitaria en espacios que se instalan en cada municipio, dando paso así a la municipalización de la educación superior.

El profesor universitario, Omar Molina, afirma que el proyecto educativo permitiría fomentar la capacitación de los habitantes de poblaciones rurales y que las personas no salieran de sus comunidades. «Todo esos proyectos quedaron en un sueño, porque luego todo eso se fue tergiversando en el camino».

Gerardo Ramírez, presidente de la Federación Nacional de Trabajadores de la Enseñanza, recuerda que durante la gestión del gobierno de Hugo Chávez se presentó el proyecto de Aldeas Universitarias y el mismo parecía una idea sublime.

«Era algo noble y se veía con buenos ojos porque permitía el descongestionamiento de la educación central, haciendo valer la municipalización; era loable, pero en un país tan politizado como el nuestro eso derivó en un fin político e ideológico que lo condenó al fracaso desde su nacimiento».

Pero también con la creación de las aldeas universitarias —agrega Gerardo Ramírez— empezó el desmantelamiento del sistema educativo universitario regular, al negarle los recursos necesarios para su funcionamiento y pasando ese dinero, que venía de la renta petrolera, a ser parte de un proyecto de control ideológico y social.

«Al no lograr el control ideológico de las universidades tradicionales, como la UCV, ULA y LUZ, entre otras universidades públicas de renombre, entonces se aprovecharon de los inscritos en estas aldeas para crear su propio músculo político electoral en los sectores rurales y zonas más desposeídas del país».

Para el docente universitario, el asunto ideológico fue un aspecto negativo que desvió el proyecto. «A las ldeas universitarias les pasó lo mismo que al Inces, ente de formación para jóvenes del sistema de educación media y diversificada, donde afianzaron su proyecto ideológico; eso a la gente no le cuadró y del boom de los primeros meses de estudiar, se dieron cuenta del fracaso y el objetivo que perseguían».

Fracaso

Del mismo concepto es el profesor universitario Omar Molina. «La idea de las aldeas universitarias puesta en marcha en la gestión de Hugo Chávez era muy buena, porque permitía fomentar la educación técnica y científica a centros rurales alejados de San Cristóbal».

Molina considera que el fracaso del proyecto se puede atribuir a que no hubo planificación ni orientación en cuanto al desarrollo intelectual a través de la educación técnica.

«No hubo entendimiento ni personal preparado, mandaron allí a trabajar a tutirimundi, gente sin perfil docente, de los que antes se les llamaba tapa amarilla», explica el docente. «Por ejemplo, en carreras técnicas, también empezaron a inventar clases de periodismo comunitario, psicología comunitaria, entonces allí tergiveraron los temas prioritarios relacionados a producción agrícola y pequeños emprendedores», expresó Molina.

Docentes sin perfil

Otro aspecto que, a juicio de los entrevistados, hizo colapsar las aldeas universitarias fue el bajo nivel de profesionalización de parte del personal docente, ya que no contaban con el perfil académico acorde para dictar las carreras del pénsum.

Según Gerardo Ramírez, eso distorsionó el proyecto de las aldeas universitarias. «Obviamente habían docentes con posgrado, pero también trataron de ubicar personas sin la capacitación académica ideal para formar a profesionales en carreras que pudieran desarrollar en sus áreas de influencia».

Refiere que el fuerte del pénsum estaba impregnado de algunas materias donde «intentaban realizar el control ideológico de las personas, especialmente jóvenes vulnerables. Lo que ellos llamaban los nuevos republicanos».

En los pénsum creados figuran carreras como: Base de Estudios Jurídicos y Derecho; Gestión Social y Desarrollo Social; Comunicación Social, donde se dicta las materias Pensamiento Político, Proyecto I Comunicación, Cultura y Democracia ambas, según los expertos en educación con fuerte vinculación al aspecto ideológico y un notable sesgo a favor del Socialismo y Revolución del Siglo 21.

Ramírez hizo énfasis en que los recursos inyectados por el Gobierno nacional para el funcionamiento de las aldeas universitarias se han desviado en detrimento de las universidades tradicionales, lo que originó que empezara la devastación de las mismas.

Si a aquellos docentes que ingresaron con posgrado —agrega— que simpatizaban con el Gobierno les pagaban un salario miserable y no les cancelaban a tiempo, qué se podía esperar para aquellos que sólo buscaban una oportunidad de desarrollar su profesión docente.

Omar Molina señala que al no tener profesores de calidad, carreras sin futuro ni fuentes de empleo donde desarrollarse, provocaron una estampida dejando solas las aldeas universitarias.»En cada municipio instalaron esas aldeas, pero ese empuje, esas buenas ideas se perdieron como la ULA también perdió en su momento las casas universitarias que se instalaron por La Grita, Queniquea y Delicias», explicó el catedrático.

El éxodo las «mató». Aquí tenemos que hacernos varias preguntas, dónde están esos muchachos que salieron de esas aldeas, están laborando y encontramos entonces que todos esos jóvenes llegados de zonas humildes y vulnerables, tuvieron que huir del país ante la situación económica y de hambruna que se comenzó a vivir en Venezuela desde hace ya casi 10 años», expresa Gerardo Ramírez.

Para el dirigente sindical, el fracaso de las aldeas universitarias está en que ni siquiera el Estado con todo el control social e ideológico pudo retener a sus estudiantes, porque fueron los primeros en formar parte del éxodo.

«Sólo para darte un ejemplo de la situación que se vive allí, se puede palpar en la Universidad Bolivariana, que tiene sede donde estaba la CVG, allí eso está desmantelado, imagínate si allí no hay nada, cómo estarán las aldeas universitarias.

Aldeas sin aldeanos

En un recorrido por varias instituciones educativas de San Cristóbal, donde según listado publicado en las redes sociales del Gobierno nacional funcionan las aldeas universitarias se palpó que en algunos no existen o nunca funcionaron.

En la sede del Instituto Universitario de Tecnología Región Los Andes, ubicado en el sector de La Concordia, por informaciones recabadas de algunos funcionarios presentes se conoció que allí nunca llegó a instalarse ninguna aldea.

 El recorrido incluyó el liceo Pedro María Morantes donde, según docentes, funcionó sólo por meses, pero que la misma fue trasladada a la escuela Elba Beatriz Ramírez de Ortega, pero allí tampoco hay evidencia de su funcionamiento.

Con información de La Prensa Táchira 

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