Alarma en Londres por incremento de la inseguridad tras dos tiroteos mortales
El Mundo
Dos tiroteos mortales en menos de una hora han disparado la alarma de la inseguridad ciudadana en Londres. Tanesha Melbourne-Blake, de 17 años, murió a las 9,30 de la noche del pasado lunes por los disparos recibidos desde un coche en las calles de Tottenham. Poco después, otro menor de 16 años resultaba gravemente herido grave de bala a la puerta de un cine en Walthamstow, y fallecía a las pocas horas en el hospital.
Las dos muertes eleva a 47 las víctimas de asesinatos en lo que va de año en Londres, frente a las 50 ocurridas en Nueva York. La capital británica ha vuelto a niveles de inseguridad ciudadana que no se veían desde hace más de una década, con 22 muertos en el mes de marzo y 14 víctimas mortales en los últimos 15 días.
Al ritmo actual, Londres puede superar los 180 muertos al año, frente a los 116 el año pasado, la mayor parte de ellos con herida de arma blanca.
Una de cada tres víctimas de la oleada de apuñalamientos es menor de edad.
La policía achaca el aumento de violencia a la actividad creciente de las pandillas callejeras y la guerra abierta por el control del tráfico de drogas.
La comisaria-jefe de Scotland Yard, Cressida Dick, ha reconocido que la violencia urbana ha alcanzado niveles epidémicos en Londres, hasta el extremo de considerarlo como «una emergencia de salud pública».
La máxima responsable de la policía londinense culpó recientemente a las redes sociales por estar contribuyendo a la escalada: «Hay una relación muy directa entre el lenguaje increíblemente abusivo en las redes y el aumento de la violencia en nuestras calles».
El asesinato a tiros de Tasnesha Melbourne-Blake, mientras estaba en Charlgrove Road con un grupo de amigos y amigas en Tottenham, ha sobrecogido el populoso barrio del norte de Londres, el mismo en el que tuvieron su origen los disturbios callejeros del 2011 que se propagaron a otras ciudades británicas. «Estábamos charlando tan normalmente cuando apareció un auto y sonaron los disparos, que sonaron como fuegos artificiales», relató a The Guardian una amiga de la fallecida, que prefirió no revelar su nombre. «Al poco tiempo apareció su madre, antes de que llegaran los paramédicos. Su madre no merecía verla morir así. Era una buena chica, nunca se metió en líos».
Linda O’Hara, la madre de fallecida, que tenía cinco hermanos, aseguró que esa misma noche había quedado a cenar con su hija en un McDonalds cercano a donde se produjo el tiroteo, y que su hija estaba haciendo tiempo mientras llegaba: «Sé que los médicos hicieron todo lo que pudieron, pero quizás se hubiera salvado de haber llegado antes».