Alarcón sobre el #28Jul: De esta cola dependerá el futuro de Venezuela
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Benigno Alarcón, director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello es, sin dudas, uno de los ciencistas políticos más respetados de Venezuela.
En la página politikaucab.net difundió un artículo titulado ¿Qué pasará el 28 de julio? que funcionaría como un manual para que los venezolanos se preparen frente a posibles obstáculos al momento de tratar de ejercer su derecho al voto.
Lo que hará el gobierno será siempre incierto porque va a depender de la información que manejen los principales decisores, de cómo interpreten esa información y de las decisiones que una multiplicidad de actores, que no siempre estarán de acuerdo, tomen en las próximas horas y días, bajo la presión de circunstancias excepcionales para todos, considerando que una cosa es lo que quieren y otra, muy distinta, lo que pueden hacer”, escribe.
Alarcón cree que la gente votará masivamente y un porcentaje muy importante de los que votarán, y también de los que no lo harán porque no pueden, se involucrará de múltiples maneras al proceso.
Explica que una elección no se gana hasta que se gana, por lo que es predecible que tanto el gobierno como la oposición intenten todo lo que estén en capacidad de hacer hasta el final. En este sentido, lo más importante es un resultado que sea aceptado, lo que implica una victoria legítima y sin cuestionamientos.
Un resultado cuestionado como el que ocurrió en 2013 cuando Maduro se impuso a Capriles, supuestamente, por apenas unos 200.000 votos, sin discusión ni derecho a pataleo, no es un escenario posible 11 años después porque la actitud del venezolano, que cree que un cambio de gobierno es importante y depende de todos nosotros, es radicalmente distinta”, asegura.
Y destaca como diferencia favorable a la actitud del actual liderazgo dispuesto a jugárselo todo en lo que ha sido una ‘campaña admirable’ y será una ‘batalla electoral’ sin precedentes en la historia del país.
El politólogo prevé que el 28 de julio Venezuela tendrá una elección que no será un evento electoral convencional sino la canalización pacífica de la expresión de un gran movimiento por un cambio democrático.
En él participarán, cuando menos, las tres cuartas partes del país que, desde muy temprano, colmarán los centros de votación, lo que implicará que veremos largas colas de votantes, y mientras más largas las colas más preocupadas estarán las salas situacionales de Miraflores y de otras instancias que, como sucede con los GPS. Estarán recalculando escenarios y rutas estratégicas durante todo el día, para llegar a la conclusión de que todos los caminos conducen, inevitablemente, a la derrota del gobierno en las urnas y al triunfo de los demócratas”, estima.
Alarcón se refirió a varios escenarios antes de la fecha de las elecciones, pero al anclarse al 28 de julio se refirió a la posibilidad de que se entorpezca el proceso, con una operación morrocoy en los centros de mayor volumen de votantes y en donde gana tradicionalmente la oposición.
Ver largas colas y un proceso lento será sinónimo de éxito siempre que la población se mantenga decidida a ejercer su derecho.
“Veo difícil que la gente, conociendo lo cerca que está de un anhelado cambio político, abandone las colas porque sean largas o lentas. Creo que la gente, consciente como está ya de esta posibilidad, irá preparada para pasar una larga jornada en la calle”.
Al final del día, recuerda que este es un país acostumbrado a las colas. “Y de esta cola dependerá que tengamos que hacer menos colas en el futuro”, insiste.
Ese día, en su proyección, espera que el ingenio del venezolano se las arregle para hacer el proceso más llevadero y ver gente apoyándose solidariamente, a algunos con instrumentos musicales y a otros preparados para jugar una partidita de dominó. “Y por supuesto no faltará quienes hagan presión sobre los responsables del manejo de los centros para que se respete el derecho de la gente a votar”.
El analista político invita a los electores a estar atentos y no dejarse asustar ni intimidar para que la gente abandone las colas y se retire de las calles. Espera que, si la gente se retira de los centros por alguna amenaza puntual, no pase mucho tiempo antes de que retorne para retomar sus puestos.
Sin el ánimo de ser exhaustivo porque las posibilidades son infinitas, otro momento crítico puede presentarse al momento del cierre del centro que, según el reglamento emitido por el Consejo Nacional Electoral (CNE), debe ocurrir a las 6pm, al menos que haya gente en la cola, previa autorización del ente electoral, bien porque se pretende cerrar el centro habiendo votantes en la cola ‘porque no se tiene la autorización del CNE’ o bien porque se pretende extender su tiempo de cierre, como se ha hecho en el pasado, para remolcar bajo amenaza a electores que no han votado por el gobierno”.
Sostiene que ninguno de estos trucos cree que funcionen para cambiar los resultados debido a que la brecha a favor de la oposición es muy grande y porque es difícil imaginar a un funcionario del Plan República o del CNE, que padecen las mismas penurias que el resto de la población, confrontando a los electores que no hayan votado y a la gente que estará a las puertas del centro para impedir que quienes han estado por horas en la cola ejerzan su derecho.
Resistencia frente a los obstáculos
Considera que tras el cierre de las mesas que, por los predecibles retrasos, intencionales o no, no serán muy disímiles, un grupo importante de personas estarán a las puertas de los centros para ejercer su derecho a presenciar las auditorías públicas y saber quién ganó en su mesa de votación.
“Y en la medida que ello ocurra, las redes sociales comenzarán a inundarse de mensajes, fotos y contenidos relacionados con los resultados de lo que pasó en cada centro y, aunque la gente de a pie no tenga cómo realizar una totalización de votos, las tendencias se harán evidentes y todos sabrán, con más o menos precisión, hacia dónde se inclina la balanza electoral”, agrega.
Benigno es optimista. Piensa que no pasará mucho tiempo después del cierre de un pequeño pero representativo porcentaje de centros, gracias a la trasmisión electrónica de los resultados, para que tanto en el Consejo Nacional Electoral como en Miraflores, y otras instancias gubernamentales, comiencen a debatirse la decisión entre reconocer los resultados o intentar desconocerlos.
El peor de los escenarios, advierte, sería como abrir una caja de Pandora que solo se cierra, para bien o para mal, por la fuerza. “Y que en muy pocas ocasiones termina con resultados favorables para quienes intentan imponer un fraude porque, independientemente de lo que se decida, como decíamos antes, nadie hace lo que quiere sino lo que puede, como el récord de las transiciones políticas electorales nos enseña”.
Por último, cierra con un sueño convertido en deseo
Deseo que el 28 de julio cierre, no con una escalada del conflicto en las calles, sino con el reconocimiento del resultado legítimo de un proceso que será histórico, un resultado que sea aceptado por todos, y con una gran celebración nacional que sea el punto de partida para un nuevo comienzo. Quisiera que las instituciones del Estado, desde el CNE hasta la Fuerza Armada, sorprendan al país con una respuesta dada desde la neutralidad institucional que corresponde a su naturaleza y al mandato constitucional”.
También “quisiera ver a un país celebrando y abrazándose en las calles, sin estar pendiente de quién lleva puesta una franela blanca, roja, azul, amarilla, verde, naranja o vinotinto. Quisiera ver a los presos políticos salir del Helicoide, o de donde estén, esa misma noche para abrazar a sus familias y unirse a la celebración. Quisiera ver a policías y militares ponerse del lado de la gente y unirnos todos en un abrazo que se convierta en el primer acto de un hermoso proceso de reconciliación y reconstrucción nacional”.
Con información de VF
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