Alarcón: «Los aliados de Maduro no van a inmolarse por él si pierde las elecciones»
800noticias/Foto referencial
Las encuestadoras más serias y confiables en Venezuela dan por ganador al diplomático opositor Edmundo González Urrutia, de 74 años con un 52% de votos, frente al 20% de su más cercano rival, el presidente Nicolás Maduro, en las elecciones del 28 de julio, según cálculos del director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), Benigno Alarcón.
Las proyecciones preliminares electorales que hace Alarcón —cuyos estudios propios del centro que dirige estarán listos dentro de tres semanas— señalan que unos 7 millones de electores (52%) votarán por Edmundo González mientras que el presidente Nicolás Maduro sacará entre 3 y 4 millones de votos (20%).
Su cálculo está basado en que el 28 de julio votarán unos 13 millones de electores de un padrón electoral de 21,4 millones, descontando los 4 millones de la diáspora que no podrán votar.
Mientras se afinan los preparativos para la decisiva presidencial —tras 25 años de chavismo en el poder, y donde Maduro aspira competir por su tercer mandato— Alarcón comparte con ABC un análisis sobre los alcances del proceso de cambio que está a punto de producirse en Venezuela.
—¿Por qué existe la polarización tan grande entre Edmundo González y Nicolás Maduro?
En procesos anteriores la polarización también fue así. Con Henrique Capriles, en 2013, también fue polarizado con Maduro. En 2018, cuando la oposición no participó, la elección se polarizó entre Maduro y Henry Falcón, con la diferencia que Falcón era minoría. Es la primera vez que, en una elección presidencial polarizada entre gobierno y oposición, la oposición es claramente mayoría, y no hay ninguna encuesta seria que diga lo contrario.
—¿Cómo cree que la oposición pueda cobrar el triunfo electoral?
Lo primero es tener la estructura electoral. Cobrar no es ganar, y eso implica que la gente vaya a votar. Las encuestas dicen que habrá una participación alta, de un 70% y 75%. Podría llegar al 80%, un paso importante. Y lo otro es tener toda la estructura electoral, cuidando los votos como los miembros y testigos de las mesas de votación, y parece que eso lo tienen.
—¿De cuánto sería la abstención?
Entre 20% y 25% , es una abstención normal, restando a todos los de la diáspora. El CNE estima que hay un padrón electoral de 21,4 millones de electores. La realidad es que lo que está en el país y los que pueden votar son unos 17 millones, y si a eso se le resta el 20% de abstención, entonces tenemos que votarán unos 13 millones de personas.
—¿Y después de las elecciones Maduro entregará o no el gobierno?
Si el gobierno pierde, le toca entregar, esa es una buena pregunta. Yo creo que el gobierno estaría dispuesto a hacer un fraude, pero me pregunto si el gobierno puede hacer un fraude. Eso implica que el CNE se pliegue totalmente a su lado y decir que las auditorías fueron otras, implica que el sector militar y policial le diga a Maduro que diga lo que quiera, que ellos están a su lado, y yo dudo que eso se pueda hacer.
—¿Le recuerdan casos históricos de otros países donde haya ocurrido algo parecido?
Me recuerda el caso de Chile cuando Pinochet trató de negar el plebiscito y llegó el comandante de la Fuerza Aérea y le dijo que ganó el NO. En el caso venezolano dudo que haya mucha gente dispuesta a inmolarse incondicionalmente por Maduro para defenderlo. Eso no ocurrirá. Además el triunfo de la oposición no se decidirá por un número pequeño sino por un margen muy grande.
—¿Entonces es difícil que Maduro pueda hacer fraude?
Hoy en día, en el siglo XXI, es casi imposible hacer fraude. Se puede hacer, pero todo el mundo lo va a saber porque hay mecanismos para probarlo.
—¿Usted ve a Maduro entregando el poder por las buenas o por las malas?
No entregar implica que todos los que están con ellos tienen que plegarse incondicionalmente a no entregar el poder y yo ahí lo veo más complicado.
—¿Qué haría Maduro?
Creo que Maduro tendría la tentación de negar el resultado, pero que hay actores, inclusive institucionales, que le dirían «hasta aquí llego yo». No veo a la Fuerza Armada diciendo «estamos dispuestos a llevarnos el país por el medio» para decir que Maduro ganó la elección, cuando todo el mundo va a saber que perdió. Porque hay mecanismos para comprobar que perdió.
—¿El alto mando podría dar un golpe?
No veo al alto mando desconociendo los resultados de la elección. Lo van a reconocer. Hay que recordar que en el 2015 cuando el Gobierno perdió las parlamentarias, el ministro de la Defensa Vladimir Padrino López, junto al alto mando, reconocieron los resultados.
—¿Tras perder las elecciones el gobierno hace sus maletas y se va?
Creo que lo que va a pasar a partir del 29 de julio es que el gobierno debe sentarse a negociar unas condiciones que le permitan cierto nivel de seguridad antes de entregar el poder.
—¿Negociarán juntos la cúpula y el resto del gobierno?
Creo que quien más lo necesita es la cúpula, que son los que están en posición más comprometida y quien tiene más costos para salir del poder, y a esos son los que le interesa negociar las garantías. Y crear las comisiones de enlaces para la entrega del poder.
—¿Qué tipo de garantías se pueden dar al gobierno?
Lo que es normal en los procesos de esta naturaleza básicamente son garantías que tienen que ver con amnistías, el perdón y lo que llaman ‘justicia transicional’, esta última busca privilegiar la transición. Se privilegia el perdón sobre el castigo, la reconciliación sobre la retaliación. Se buscará la verdad.
—¿Es posible adelantar la entrega del poder antes de enero?
Eso sería lo más conveniente y sería parte de la negociación. No es lo que establece la constitución nacional, pero son condiciones excepcionales y podría haber o un adelanto de la entrega, o, por decirlo así, un proceso en el que haya una transferencia del poder progresiva para establecer las comisiones de enlace que tomen el control de algunos ministerios y el control de ciertas actividades para que cuando asuma el nuevo gobierno tenga claro con lo que se va a encontrar en la administración pública.
—¿Qué aconsejaría usted al nuevo gobierno?
Que parte de la negociación incluya las comisiones de enlace que deben tener muy claro antes de enero lo que nos vamos a encontrar, porque eso permite que el gobierno electo pueda negociar créditos internacionales y empezar a negociar la reestructuración de la deuda externa.
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