Afganistán concluye una jornada electoral tranquila a pesar de las amenazas
EFE
Afganistán concluyó este sábado una jornada electoral tranquila, sin ningún ataque de relevancia, a pesar de las continuas amenazas durante las últimas semanas de los talibanes, que sin embargo sí lograron su objetivo de atemorizar a la población, con una aparente baja participación a falta de los datos oficiales.
«La campaña de los talibanes de interrumpir el proceso electoral ha fracasado por completo y sus planes fueron desbaratados y frustrados», aseguró en una rueda de prensa en Kabul el ministro de Interior afgano, Masoud Andarabi.
Las acciones insurgentes, que se redujeron a lanzamientos de morteros y detonaciones de bombas caseras, dejaron dos policías muertos y otras 40 personas heridas, entre ellas 37 civiles.
Además, de los 4.928 centros electorales habilitados, solo en 37 se tuvo que cancelar la votación por problemas de seguridad y logísticos, señaló Andarabi.
Para garantizar la seguridad a pie de urna, las autoridades afganas desplegaron a 72.000 miembros de las fuerzas de seguridad y pusieron en alerta a otros 30.000.
En el caso de Kabul, la capital parecía este sábado una ciudad fantasma, con calles cortadas y controles de seguridad cada pocos metros, mientras la sobrevolaban helicópteros militares.
Así a primera hora de la mañana la llegada de votantes a los centros era escasa, algo que achacaron, según reconocieron varios de ellos a Efe, al miedo por las amenazas talibanes y también a la desconfianza en el proceso electoral ante un posible fraude.
El flujo de votantes fue sin embargo en aumento a medida que transcurría el día, lo que motivó que finalmente los centros electorales cerraran dos horas más tarde de lo previsto, a las 17.00 (12.30 GMT), tras abrir a las 7.00 hora local (02.30 GMT).
«Las elecciones presidenciales se celebraron de forma exitosa a lo largo del país», afirmó por su parte en una rueda de prensa la jefa de la Comisión Electoral Independiente de Afganistán (IEC), Hawa Alam Nuristani.
El 98 % de los 4.503 colegios electorales abrieron sus puertas, con la presencia del 99,8 % del personal electoral y del 99,5 % de las fuerzas de seguridad en los centros de votación.
Además, se usaron aparatos biométricos en el 98,9 % de los colegios electorales para evitar fraudes, según la IEC.
A estas elecciones presidenciales estaban convocados unos 9,6 millones de ciudadanos, un 34,5 % de ellos mujeres, para votar a alguno de los 15 candidatos, entre ellos el actual presidente afgano, Ashraf Ghani; el jefe del Ejecutivo, Abdullah Abdullah, y el antiguo «señor de la guerra» Gulbuddin Hekmatyar.
Aunque el recuento de votos ya ha comenzado, los resultados preliminares no se conocerán hasta el próximo 19 de octubre, mientras que se espera que los datos finales se anuncien el 7 de noviembre.
Si uno de los candidatos obtiene más del 50 % de los votos, será proclamado vencedor de los comicios, mientras que en el caso de que ninguno haya superado ese porcentaje, los dos más votados concurrirán a una segunda vuelta electoral.
Ghani, que aspira a reeditar un segundo mandato, se dirigió a la nación en un discurso televisado al finalizar la jornada, en el que felicitó a todos por el éxito de los comicios, un «símbolo de valentía» y un ejemplo de «democracia y resistencia».
Además, al tiempo que agradecía a las fuerzas de seguridad sus «esfuerzos incansables» por mantener la seguridad de los centros electores, extendió la mano a los talibanes, a los que pidió que «detengan la guerra y abracen la paz».
«Por nuestro lado, las puertas de las negociaciones están abiertas para alcanzar la paz, esperamos que los talibanes hagan uso de esta histórica oportunidad», concluyó el mandatario.
El tono de los talibanes, sin embargo, fue muy diferente.
Primero aseguraron haber matado a 154 miembros de las fuerzas de seguridad que protegían centros de votación y, más tarde, agradecieron a la «sufrida nación islámica» por haber «rechazado» las elecciones, propiciando «el fracaso de este proceso electoral impuesto».
Más allá de la negativa talibán, todo apunta a que el presidente que surja de los comicios deberá iniciar un posible proceso de paz con los insurgentes, después de que a principios de mes el presidente estadounidense, Donald Trump, cancelara por un atentado en Kabul las muy avanzadas conversaciones con los talibanes.